1. Mi primera vez con mi prima, hija de mi tía a quien también me cogí.


    Fecha: 10/05/2018, Categorías: Incesto Autor: Jcarush, Fuente: SexoSinTabues

    ... infancia con ella, nunca pensé que llegaríamos a hacer algo así y ahora ella se encontraba delante de mí, no sólo quería cogerla, quería poseerla, quería que fuera mía, aunque tuviera marido. Después de dos besos más la puse contra la pared y rocé su culo contra el bulto que formaba mi verga. Pegué mi cuerpo al suyo, quería disfrutarlo lo más que pudiera. Siempre me gustó que fuera sumisa y en ese momento simplemente se dejaba hacer todo lo que quisiera. De pronto la giré, le abrí su pantalón y lo bajé mientras yo me arrodilla enfrente de ella. De chicos siempre nos tocábamos, jugábamos juntos, corríamos, inventábamos historias, era mi prima y mi amiga, nunca pensé tenerla, cogerla, saber cómo era desnuda y en ese momento podía apreciar su vagina mojada frente a mí. Su clítoris hinchado, sus vellos, su olor, que he de decir era muy fuerte pero no me importó, la calentura podía más que cualquier otra cosa. Comencé a hacerle sexo oral, a acariciar su clítoris con mi lengua, a chuparlo, a morderlo suavemente mientras sentía sus vellos púbicos. No duré mucho porque quería penetrarla lo más pronto posible, ni siquiera dejé que me la mamara, simplemente me paré, la besé nuevamente mientras en mi lengua todavía había algo de sus fluidos vaginales, la volteé para que mirara a la pared y saqué mi verga que metí sin nada de esfuerzo en su rica cavidad. La punta sintió lo mojado, después el calor invadió el tronco le pene, hubiese querido tener más verga para meterla completa, y sentir ...
    ... ese calor a todo lo largo, hubiese querido meter mis caderas todo lo más que pudiera para sentir sus paredes vaginales apretándome completo. Nunca me cansé de esa sensación. Disfruté el rico calor de su interior por un momento, cuando me fijé en otra sensación: la de sus nalgas contra mi abdomen. Se amoldaban perfectamente y tenían un efecto que no era de este mundo. puedo decir con seguridad que nunca he sentido algo así con otra chica, y eso es porque lo prohibido siempre nos lleva a otras dimensiones de placer que no conocemos. Comencé con embestidas suaves, sentía sus labios vaginales masajeando todo lo largo de mi pene, sentía sus fluidos cuando despegaba mi cuerpo del suyo. Acariciaba mi glande todo lo que podía con sus labios antes de meterla de nuevo, quería disfrutar ese momento para siempre. Duramos en ese trance veinte minutos, en un mete y saca constante mientras mis dedos se hundían en la carne de sus caderas. Y de pronto comencé a hacer más rápidos mis vaivenes, ella respondió pegándose más a mi cuerpo, y pronto los dos nos acompasamos. Cada quien se movía, para adelante y para atrás y antes de que me saliera de ella, nos movíamos violentamente en la dirección del otro, lo que hizo que mis embestidas tuvieran más fuerza. Tomé su cabello y lo jalé, a ella pareció gustarle y pronto se tapó la boca para no soltar gemidos muy fuertes. Comencé a agarrar sus pechos y sobarlos continuamente asegurándome de pellizcar sus pezones color café claro. Cuando sentí que estaba ...