1. Mi primera vez con mi prima, hija de mi tía a quien también me cogí.


    Fecha: 10/05/2018, Categorías: Incesto Autor: Jcarush, Fuente: SexoSinTabues

    Ella medía más o menos 165 cm. Su piel es blanca, tenía los pechos de tamaño D, o eso calculo (es la hija de mi tía, a quien también me cogí y de la que ya publiqué cómo fue mi primera vez), su cabello es lacio y largo, sus ojos son café, ella es muy bonita de rostro, o al menos siempre me lo pareció a mí. Sus únicos defectos eran que tenía un olor muy fuerte, lo cual llegué a apreciar ya que emanaba muchas hormonas y eso me ponía loco, y que tenía un defecto de nacimiento que, por el mismo motivo que no pongo nombres, no diré, ese defecto le dejó una enorme cicatriz, nunca me importó esto último. Desde pequeños fuimos unidos, pero nos fuimos separando. A través de mensajes fuimos capaces de contarnos muchas cosas y de acercarnos cada vez más. Esto pasó en una época en donde era muy asertivo, simplemente decía lo que se me venía a la mente y por medio de un mensaje me confesé sin tomar mucha importancia a lo que decía. Escribí casi sin querer que de no ser primos tendría sexo con ella en cualquier lugar y a cualquier hora. El tiempo que tomó en responder, que no fueron más de diez segundos estoy seguro, se me hizo eterno. En mi mente sólo podía pensar en que ella creía que era un enfermo por decir eso, mi estómago estaba revuelto y sentía mi cuerpo frío. Cuando su respuesta llegó, todo el estrés que había acumulado se disipó. Ella también tendría sexo conmigo si no fuéramos parientes. La primera parte de la oración era lo que importaba, lo segundo es lo que nos decimos para ...
    ... no sentirnos mal y para engañarnos, pero lo cierto es que ambos queríamos tener sexo con el otro y lo comprobé cuando una semana después de los mensajes fui a su casa. Habíamos hablado de consumar el acto, pero nunca fuimos explícitos. Cuando llegué a su apartamento estaba nervioso, vivía en un lugar muy pequeño, con una recamara, sala, cocina y baño pequeños, entonces estaba cuidando de su bebé. En ese momento no iba con la consigna de preguntarlo directamente, iba a pasar un rato con mi prima, o eso me decía a mí mismo; todo el tiempo que estuve en ese lugar, toda mi sangre estaba en mi cabeza, me sentía pesado, débil, y en algún punto la conversación se detuvo, hubo un silencio que el bebé ya no rompía porque dormía. Hasta que pregunté: ―¿En serio sí lo harías conmigo? ―Sí. Ella agregó en aquel momento que podíamos hacerlo en la cocina o en el baño, porque la sala estaba cerca de la puerta y los vecinos podían oír, y en la recámara estaba el bebé dormido. Esa frase bastó para que toda la debilidad anterior se tornara en fuerza, nos levantamos incómodamente de los sillones que ocupábamos y caminamos decididos al baño como si ella me fuera a mostrar su nuevo espejo, como si fuera lo más normal del mundo, me sorprendo al recordarlo. Por atrás su trasero, que de hecho no era ni muy grande, algo pequeño para mi gusto, se movía queriéndome hipnotizar. Nos encerramos en su baño y nos dimos un tremendo beso que hizo que mi pene se pusiera completamente duro. Había vivido una buena ...
«1234»