1. La madre de mi amiga Martina


    Fecha: 05/05/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: zorro_en_celo, Fuente: CuentoRelatos

    Aquella tarde, me preparé mi más depravado y sexy bañador, mis chanclas, la camisa playera y decidí bajar a la piscina. Allí estaba Martina tranquila leyendo un libro y charlamos sobre él y lo que me parecía a mí, dado que ya había leído un libro de características parecidas.
    
    Seguimos charlando y le pregunté como casi siempre por su madre y por cómo estaba. Ella me preguntó si quería subir con ella al apartamento, pues me dijo que debía volver a verla ya que tenía que cumplir un encargo y Martina debía coger el coche y desplazarse al centro comercial. Subimos en el ascensor y yo estaba un poco tenso, pues aún recordaba las lascivas y depravadas miradas que la madre de mi amiga me echaba cada vez que me la encontraba o la veía en la piscina.
    
    Entramos al apartamento y la madre estaba saboreando un conocido whisky de marca, pero "on the rocks" y viendo una conocida película romántica. Seguimos charlando los tres y Sandra que se llamaba su madre, le recordó a Martina que debía marchar rápidamente al centro comercial para recoger unas zapatillas de deporte que había encargado. Me quedé solo con la madre de Martina, que me invitó a un whisky y mientras lo degustábamos, no paraba de mirarme con vicio y depravación.
    
    Sandra me preguntó que, si había jodido últimamente con alguna guarra que hubiere ligado en esa conocida discoteca cercana a la torre, y yo no se lo dejé bien claro... seguimos charlando y ella se fue a poner más cómoda y se puso un bikini y se abrió lenta y ...
    ... libidinosamente la camisa que llevaba y arremangó dándole un aire más sexy a su cuerpo.
    
    Ella se puso frente a mí y empezó a juguetear con su pelo y miraba viciosamente a mi sexo y me recordaba lo sola que estaba, y que su hija se había ido y podríamos aprovechar el momento. No la dije que no y pegué un último sorbo a mi pelotazo y Sandra me tomó de la mano y me llevó a su cuarto.
    
    Me aposté en la pared y la putona Sandra comenzó a comerme a besos con lujuria y depravación y mientras la muy zorra me lo hacía, me magreaba el rabo y yo estaba encantado de la vida, pues comprobaba que esta buena señora estaba más sola de lo que ella decía. Me quedé alucinado, pues empezó a bramar un lenguaje soez y chabacano muy propio de las putas que de una señora alcurniosa como era ella y me confesó que cuando su hija no estaba delante, solía leer relatos pornográficos que la acababan por poner cachonda y se acababa metiendo en el coño un gordo vibrador para aplacar sus cien mil pasiones y calenturas vaginales. Sandra me empezó a desnudar, soltando unas procaces guarradas que me gustaban especialmente y al descubrir que yo llevaba un tanga tan sexy como ese, se puso todavía más cachonda y salida de lo que ya de por si estaba...
    
    Ella se desnudó por completo y tumbándose en la cama bien abierta de patas cual zorra libidinosa en celo y me seguía vomitando unas depravadas obscenidades que me empujaban a darle rabo y más rabo sin parar. Yo le llamé puta y zorra y se excitó mucho más, ...
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