1. La Serena


    Fecha: 20/04/2018, Categorías: Infidelidad Autor: abaco3636, Fuente: RelatosEróticos

    ... lo que estaba viendo... Ana estaba en cuatro patas en medio de la cama, tragándose el pico de un desconocido mientras Guillermo, hermano de Diego, la penetraba salvajemente por detrás.
    
    Era increíble. "La muy puta nunca quiso hacerlo a lo perrito conmigo... y me dijo que le daba asco sólo pensarlo cuando le propuse que me lo chupara" pensaba; se restregó los ojos y se pellizcó para asegurarse que lo que veía era cierto, pero ahí estaba su novia, con ese culito hermoso levantado, mientras ese puto de su hermano, que siempre le había ganado en todo, se lo metía y sacaba a un ritmo furioso. De sólo imaginarse lo que debía sentirse estar en el lugar de su hermano, penetrando por atrás ese chorito tan estrecho, lubricado con sus propios jugos, como estaba, mientras amasaba ese culito perfecto, dándole de cuando en cuando fuertes palmadas, que parecían encantarle a su novia, se llenaba de excitación, furia y envidia.
    
    No era menos la envidia que sentía por el desconocido, al que Ana le practicaba sexo oral como una experta. Lamía, chupaba, mordisqueaba, volvía a lamer... luego hizo algo que Diego jamás había visto. Se lo introdujo por completo en su boca, su rostro de aparente inocencia desfigurado por aquel miembro, su garganta abultada "Esta perra se lo traga hasta la garganta sin siquiera hacer arcadas" pensaba Diego. Sin ceder un sólo centímetro de aquella verga, Ana sacó su lengua, la estiró hacia abajo y comenzó a lamer las bolas de aquel hombre...
    
    Lentamente Diego ...
    ... comenzó a recuperar la audición: Podía escuchar los jadeos de ambos hombres, el sonido obsceno y constante que se producía al chocar la pelvis de Guillermo con las gloriosas nalgas de Ana, los insultos de Guillermo, que por cierto parecían excitar aún más a la joven mujer. Pero lo que resaltaba por sobre todo, aquello que transformaba esos sonidos inconexos en una sinfonía erótica eran los gemidos de Ana. Apagados por el miembro que llenaba su boca y de naturaleza principalmente gutural, eran evidencias claras del placer que recibía. A Diego le costaba asumir que su novia, de apariencia angelical, fuera capaz de emitir esos sonidos.
    
    El primero en caer fue el desconocido, quien la tomó del pelo y comenzó, literalmente, a joderle la boca. Ana parecía gustosa de recibir semejante trato, aún cuando la única forma de que ese miembro entrara por completo era que bajara por su garganta. El ritmo era cada vez más furioso, hasta que de un momento a otro, el hombre se detuvo, mientras la garganta de Ana se movía convulsivamente y un hilillo de semen se filtró por la comsura de sus labios. Ana continuó su mamada sin piedad, hasta que el desconocido debió apartarla bruscamente de su miembro ya flácido. Ana le sonrió irónicamente, le mostró el dedo mayor y luego usó el mismo para limpiarse el hilillo de semen y luego llevárselo a la boca.
    
    Durante todo ese tiempo, Guillermo continuaba sin parar su trabajo. Ahora que Ana tenía libre su boca, los gritos se habían sumado a los gemidos, ...
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