1. Sexo en la vieja hidroeléctrica -6- Principios de diciembre


    Fecha: 04/04/2018, Categorías: Transexuales Autor: superrapado, Fuente: CuentoRelatos

    El administrativo mira, desde la ventana del modesto salón la casa donde vive alquilado, cómo cae la nieve. Una capa, aún leve, de blancura tiñe el olivar que arranca pegado a los muros y que llega hasta la falda de una colina cercana.
    
    Da un sorbo a una taza de café humeante y suspira profundamente.
    
    Después se acerca a una estufa de hierro forjado ubicada en un ángulo de la estancia y mete un par de trancos de encina.
    
    Se tumba en un sofá con años de solera y brazos de madera cubiertos por cojines. Cierra los ojos para dormir una breve siesta.
    
    Pero el sueño no llega y se incorpora. Echa un vistazo a un folio, con membrete del ayuntamiento, que se encuentra sobre una mesa baja frente al sofá. Parece leerlo una vez más por si hubiese cambiado su contenido desde que lo dejó ahí. Evidentemente, nada ha cambiado. Repentinamente lo estruja y lo estrella contra la pared. El papel cae al suelo y ahí queda.
    
    Llaman a la puerta. El administrativo no hace caso.
    
    La llamada se repite.
    
    Resignado, se levanta del sofá y abre.
    
    El agente de la Rural espera con nieve sobre las hombreras del abrigo reglamentario y la gorra.
    
    -¿Puedo pasar?
    
    -¿Trae una orden?
    
    -Sólo vengo de visita.
    
    -¿Le he invitado?
    
    -Vengo porque me preocupa.
    
    -¿Que le preocupo?
    
    Espere que lo traduzca... ¡Ah, ya lo tengo: necesita algo y ha pensado que el imbécil del administrativo le puede servir!
    
    -Si quiere, me vuelvo por donde he venido -replica el rural cabizbajo.
    
    El ...
    ... administrativo no se decide a dar una respuesta. La atracción que siente por ese hombre le convierte en vulnerable.
    
    -Pase y tómese un café -cede - Será mi oportunidad de acabar con usted. Tengo un matarratas muy eficaz.
    
    -Echaba en falta su humor ácido.
    
    El agente traspasa la puerta y se desprende del abrigo y la gorra que cuelga en un perchero al que le falta un apéndice. De inmediato toma posiciones junto a la estufa.
    
    -¡Vaya frío!
    
    -¿A qué debo el honor?
    
    -La última vez que nos vimos...
    
    -...usted intentaba bajarme los pantalones y arrancarme los calzoncillos regalados a modo de morboso obsequio.
    
    -¿Me guarda rencor?
    
    -Naturalmente. Pero no se lo guardo por el hecho de que me quisiera humillar delante de vivos y muertos...
    
    -Le pido perdón. Se me fue la cabeza. Estaba muy nervioso.
    
    -Le guardo rencor porque se ha reído de mis sentimientos.
    
    -¿Yo? ¡Nunca me he reído de sus sentimientos!
    
    Puede que le haya manipulado y utilizado. Pero ¿reírme? ¿Qué ganaba con ello?
    
    -¿Sentirse superior?
    
    -Si quiero sentirme superior sólo tengo que retarle al dominó y propinarle una soberana paliza.
    
    -Debería de echarle de mi casa.
    
    -No sea cruel. Nieva y el frío es inaguantable.
    
    -Razón de más para echarle.
    
    -Vale, écheme; pero que sea después del café con matarratas. ¿Qué me dice?
    
    -¿Por qué sólo con ponerse delante de mí ya me desarma?
    
    -Porque estoy muy bueno y soy su tipo.
    
    ¿Y mi café? Me tiene aquí, falto de estimulantes.
    
    -Le traigo el café, se lo bebe ...
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