1. Suegrita linda (1): Viuda necesita verga


    Fecha: 29/03/2018, Categorías: Sexo Oral Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos

    Era la primera vez que estaba en una relación que por la frecuencia excedía la calificación de amigovio, por el trato dispensado por Linda, la madre de Alicia, podría decirse que solo valía la calificación de “novio”.
    
    Había sido mi compañera del secundario, pero hace dos años había dejado de asistir un año por el fallecimiento de su papá, ahora luego de asistir a la fiesta de graduación nos volvimos más íntimos y por tal motivo las visitas y salidas habían tomado un tono de casi formalidad.
    
    El cálido verano calentaba la relación, las visitas a su casa para usar la piscina nos acercaba en la relación, la frecuencia favorecía la intimidad y la intimidad necesitaba ser calmada. Su crianza en un hogar tan apegado a los cánones religiosos por parte de madre y el régimen de orden por parte del padre un militar del rango de coronel, habían moldeado su carácter y decisión respecto de la sexualidad que no condecía con los tiempos y el común de sus amigas, ella debía ser la única virgen de su grupo de pertenencia.
    
    La relación de intimidad no tenía perspectivas de llegar a una relación sexual, con gran insistencia había llegado a permitirme darle unas mamadas a sus pechos y meterle mano hasta conseguirle el orgasmo, ella solo se permitía darme una masturbación hasta que me venía en su mano, de mamarla solo una vez y como me vine en su boca no le gusto el semen y lo vomitó, por lo tanto solo quedamos en repetir la masturbación, eso sí con bastante asiduidad y muchas veces era ...
    ... retribuida casi en simultáneo, casi siempre en la despedida, de parados, en un rincón oscuro del jardín.
    
    Ese sábado me había invitado a comer, luego descanso a la vera de la piscina, pintaba para una tarde en familia, mamá Linda, Alicia y el “novio de la nena”, pero… llegaron sus amigas de toda la vida y la convencieron de salir comprarse ropa, una tarde toda para ellas, la madre insistió que me quedara a disfrutar de los necesarios chapuzones para sobrellevar el calor de ese verano súper caliente.
    
    Cada uno en su reposera, hablando de trivialidades hasta que sin saber cómo, el diálogo se hico de tono más intimista y confidencial, arrimó más su reposera, y poniéndose de lado fue tocando el tema de nuestra relación, de cuánto y hasta dónde había llegado cuando nos encontrábamos a solas.
    
    - Pues, no mucho más de lo que puede observar. Quédese tranquila que no he intentado derribar su virginidad si es eso lo que le preocupa.
    
    - No, precisamente eso, sé por boca de ella que no ha sucedido, pero quiero decirte que confío en tus buenas intenciones, sobre todo el sacrificio que te debe costar no deshonrar nuestra casa.
    
    - Linda, quédese tranquila que eso no ha pasado
    
    - Lo sé y valoro tu resistencia de hombre, como te darás cuenta las paredes y puertas no pueden acallar todos los gemidos y por otra parte también he estado vigilante de algunos momentos de franela (tocamientos extremos) y cómo ella se negaba a… bueno… a eso que le pedías.
    
    - No sé qué decir, me ha puesto ...
«1234...»