1. Mi suegro me hizo su esclava (II)


    Fecha: 13/07/2017, Categorías: Lesbianas Autor: noeliamarrana, Fuente: CuentoRelatos

    ... dio miedo; mis pies no tocaban el suelo y ya sentía que me ahorcaba y con ambas manos intenté quitar la suya de mi cuello. En ese momento me di cuenta de que mi vida estaba perdida en ese lugar.
    
    El siguió apretando mi cuello, sentí como me faltaba el aire y se me desorbitaban los ojos, quise patearlo, pero no pude y cuando creí que me iba a morir, me soltó y caí al piso tosiendo y jalando aire desesperadamente.
    
    Con aire de superioridad, parado ante mí el viejo me dijo: “espero que ya estés aprendiendo quien manda sobre tu miserable vida, puta, ¿entiendes?”; yo dije tratando de jalar aire: “si, si, lo que usted diga”, con tal de que ya no me lastimara más.
    
    La toalla con la que me había envuelto había caído al piso, por lo que me encontraba totalmente desnuda; mi suegro me tomó del cabello y me hizo levantarme; empujándome hacia la cama me dijo: “¡pues anda puta, a lavar tus cochinadas!”.
    
    Adolorida, humillada y sobajada, miré el reloj: Las 3:26 a.m. tomé la sucia ropa de cama y me encaminé al cuarto de lavado que se encuentra al fondo de la casa de mis suegros. No vi a mi suegro a la cara, no quise ver su rostro lujurioso al verme caminar desnuda. Noté que me seguía de cerca.
    
    Iba a meter la ropa a la lavadora cuando mi suegro me dijo: “no, lávala a mano en el lavadero”. Suspiré hondo y comencé a lavar sin negarme; no quería algún nuevo castigo de parte del viejo.
    
    El cuarto de lavado es muy frío, por lo que empecé a temblar y noté como mis pezones se ...
    ... endurecían por el mismo frío; el agua también estaba fría, por lo que decidí apurarme; la cobija estaba sucia de orines, sangre y semen. Me dio asco, pero tuve que lavarlo, pues notaba la mirada de mi suegro vigilándome.
    
    Apenas llevaba un par de minutos lavando, cuando sentí que mi suegro me tocaba las nalgas; tragué saliva y me contuve las ganas de darle una bofetada. Él me dijo al oído mientras me seguía acariciando con una mano las nalgas: “¡ah mamacita, que rica estás puta!; cuídame este culo, no me obligues a maltratarlo, porque está muy bonito, me encanta; está mejor que el de mi vieja y que el de mi hija y quiero saborearlo muchos años. No me hagas enojar para no pegarle de nuevo”. Luego él de agachó y entonces sentí algo en mis nalgas, volteé y vi que él me estaba poniendo una pomada en ellas; me ardió y respingué un poco, pero le me dijo: “tranquila, quieta, esto te va a curar, tu sigue lavando mamacita”. Seguí lavando mientras él me “curaba” de sus propios golpes.
    
    Después de que terminó de ponerme el ungüento, Don José se levantó, colocó una mano en mi clítoris y otra en los senos y empezó a moverlas, acariciándome ambas partes; seguí lavando, tratando de no reaccionar a las caricias del viejo; pero él es muy hábil con sus dedos y a los pocos segundos logró excitarme; seguí lavando, pero comencé a suspirar por el placer que sentía gracias a las manos de mi suegro. De repente él me hizo voltearme y quedamos frente a frente; él seguía tocándome el clítoris y empezó a ...
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