1. Mi profesora de inglés


    Fecha: 20/03/2018, Categorías: Anal Autor: JulioG, Fuente: CuentoRelatos

    ... coge ahora de la mano y me lleva hasta su mesa. Allí se apoya en ella y de nuevo me besa.
    
    Otra vez un nuevo beso profundo y suave, que me desarmaba, que conseguía elevar al máximo mi excitación. Empezó quitándome la corbata y luego desabrochando la camisa. Tocando mis pectorales y mis pezones. Todo sin dejar de besarnos, ahora entrelazando nuestras lenguas.
    
    Empecé acariciando primero sus pechos por encima de su camisa, para ir desabrochándola, también despacio, hasta que apareció aquel colgante entre unos pechos que pugnaban por salir de la prisión del sujetador. Tenía un cuerpo exuberante, sus curvas eran fabulosas, un vientre plano, y caderas pronunciadas. Seguí acariciando aquellos pezones que intentaban salir del encaje blanco. Enseguida quedaron liberados. Eran oscuros, y resaltaban sobre su morena piel. Joana estaba también excitadísima, estaban duros, apuntándome, desafiantes.
    
    Metí la cabeza encima de sus tetas, los empecé a lamer, a chupar, dándoles golpecitos con la lengua, rodeándolos, y succionándolos. Le gustaba, echaba la cabeza para atrás mientras la acariciaba, gemía.
    
    —Me gusta, sigue, despacio, mmmm….—me dijo Joana.
    
    Eran unos pechos preciosos, me deleité un buen rato con ellos, mientras que ella no paraba de acariciarme mi bulto en la entrepierna. Esas caricias me estaban poniendo muy cachondo. Bajo la cremallera y siguió acariciándome por encima del slip.
    
    Le subí la falda hasta dejar al descubierto sus medias negras que llegaban hasta ...
    ... medio muslo, y apareció una pequeña braguita blanca también de encaje. Estaba mojada, muy mojada. La aparté despacio a un lado, estaba depilada, sin vello, fue fácil deslizar los dedos por sus labios, que se impregnaban de sus jugos. Se los introduje despacio, y cuando la penetré con los dedos Joana se estremeció, gimió. Los moví lentamente, notaba como palpitaba, estaba muy receptiva, regalándome un montón de jugos. Su vulva estaba caliente, muy caliente. Pasé a acariciarle el clítoris, y eso la excitó más, mucho más. Adelantó la pelvis para tener más contacto. Estaba totalmente entregada, muy excitada, apasionada.
    
    —Sube a la mesa— le dije ayudándola. – Te voy a hacer disfrutar. Quiero verte temblar de gusto.
    
    Contemplé a Joana un momento y vi la imagen de una mujer preciosa, excitada, abierta para mí, deseosa de que la tocara. Cogí una silla y me senté enfrente de ella. Me miraba con aquellos ojos llenos de deseo, mordiéndose el labio. Le acaricié las piernas por encima de las medias, subiendo poco a poco, besándolas, tenía la piel suave. Y llegué al centro de su deseo. Le fui abriendo aquellos labios encharcados, llenos de jugos, metiendo la lengua hasta donde podía, para luego subir y rodear, tocar con la punta de la lengua aquel clítoris hinchado, besarlo, succionarlo y lamerlo, mientras que ella se echaba para atrás, tirando al suelo los papeles, arqueando la espalda con cada caricia que le proporcionaba. Me apretó con sus manos contra su vulva mientras gemía ...