1. Clara la masoquista


    Fecha: 08/03/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... desapercibida y Steve le preguntó al Dr. Marcos que si había alguna manera de evitar que, y reproduzco exactamente sus palabras, "...una zorra como esta segregase tanto flujo. Si su coño va a ser clausurado es innecesario que se lubrique". El Dr. Marcos le respondió que lo investigaría y le comunicaría si encontraba alguna solución. Volvieron a sentarse y continuaron ignorándome mientras comentaban los detalles de como se realizaría el proceso de clausura. Por mi parte, ya que no me habían dicho nada, seguí allí, abierta de piernas, sintiendo como el flujo empezaba a gotear desde mi coño, pensando en lo mucho que me gustaba sentirme mojada y que no me gustaría dejar de hacerlo, pero que ellos se planteasen esa posibilidad sin preocuparse de mi opinión me excitó más aún.
    
    Ese día no pasó nada más, bueno, a Steve le hice una mamada en el parking como agradecimiento por acompañarme y cuando llegué a casa me hice una paja salvaje después de azotarme el coño con una pala de madera hasta que los golpes provocaron una notable inflamación de los labios, los cuales también adquirieron un color rojo intenso y al menos estuve dos días con ellos doloridos e irritados.
    
    Llegué al estudio de Steve a las cuatro de la tarde como me había dicho, tenía todo preparado, pero yo no quería saber nada al respecto, tan solo que me anillase el coño tantas veces fuesen necesarias para que se mantuviese clausurado para siempre.
    
    S - "Bien, como quieras, pero antes dime, ¿Quieres que te anille ...
    ... sin más, rápido y con el menos dolor posible o te prefieres que ese anillado sea una parte de la humillación que he preparado?"
    
    No entendía a que se refería y no me dio más detalles, tan solo me dijo que si confiaba en él, eligiese la opción de la humillación para nunca olvidarme de este día. La verdad que siempre confié en Steve, aunque sabía que sus ideas podían ser muy salvajes, pero estaba muy cachonda, así que le dije que de acuerdo, que durante las siguientes horas sería suya y podría hacerme lo que desease, siempre que mi coño terminase cerrado por los anillados. Sonrió con un extraño brillo en los ojos y me ordenó desnudarme y pasar a la sala de anillados que él volvería enseguida.
    
    Lo hice y estuve esperando a Steve, de pié y desnuda unos cinco minutos. Cuando entró me hizo sentar en la camilla, me puso un antifaz que me impedía ver nada, luego una mordaza de bola, me hizo tumbar, colocó mis piernas en unos soportes, como los que tienen las de los ginecólogos, que me las mantenían abiertas y separadas, para terminar sujetándome con unas correas a la camilla de tal modo que estaba totalmente inmovilizada y a su merced.
    
    Lo siguiente que sentí fue algo presionando mi culo, no era la primera vez que algo me penetraba analmente, pero no entendía que pretendía Steve con ello. Una vez le tuve bien dentro debió de conectarle a algún dispositivo que le hacía entrar y salir de culo sin parar y me dijo que me relajase, que iba a realizar unas llamadas y que en un par de ...
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