1. Mi vecinita


    Fecha: 03/03/2018, Categorías: Hetero Autor: molotov, Fuente: SexoSinTabues

    ... despedimos. Ella salía con una bolsa de playa y vestida con una blusa anudada sobre el ombligo y un short bastante escueto. Hasta luego vecino, me voy a la piscina con mis amigas ―dijo al pasar a mi lado. Su voz sonó como una dulce canción. Me giré y la vi alejarse con sus amigas entre las que destacaba por la belleza. No fue hasta la mañana siguiente que volví a encontrarla. Otra vez en el ascensor. ¿Qué tal ayer en la piscina con tus amigas? Bueno, no fue del todo mal. Nadé mucho. No lo pasaste bien con tus amigas? No ―respondió― me aburren mucho cuando se ponen a tontear con chicos. Esa respuesta me sorprendió y no pude por menos que preguntarle― ¿No te gustan los chicos? No es eso, es que los chicos que les gustan a ellas son unos niños, son unos inmaduros. Esa respuesta me sorprendió aún más, no me la esperaba de aquella jovencita. La inmadurez es una característica de los jóvenes y ella es muy joven. Así que no pude por menos que volver a preguntarle. Y cómo te gustan los chicos? Me miró divertida antes de responderme― Me gustan guapos, inteligentes, maduros, como tu ―y rió con una risa limpia, alegre casi contagiosa. Pues entonces tendré que llevarte conmigo ―le dije sin apartar la mirada. Me llevas a una playa? De acuerdo ―y continué― prepárate que en quince minutos salimos, espérame en el aparcamiento. Fue rápido, coger las llaves del coche, la toalla, unas piezas de fruta, unas botellitas de agua, ponerme el bañador y ropa de playa, cambiarme de calzado y salir. ...
    ... Cuando llegué al lugar acordado ella me esperaba apoyada en el coche. Vestía una especie de casaca de tela muy fina que le llegaba un poco por debajo de las nalgas. El viaje hasta la playa estuvo lleno de conversaciones sobre ella, de sus estudios, sus gustos, sus aficiones, sus deseos para el futuro. La llevé a una playa un poco apartada a la que se llegaba por un sendero empinado y rodeado por arbustos, algunos espinosos. La playa es pequeña, salpicada de peñas y muy tranquila por no decir que solitaria. Nos acomodamos entre unas rocas que además de hacer de pantalla contra la ligera brisa marina nos ocultaban de la vista de las otras dos personas con las que compartíamos playa. Era un día de entre semana y además algunas nubes parecían amenazar lluvia pero la ocasión de la compañía bien merecía estar allí. No la vi ni quitar la ropa ni tenderse sobre la toalla. Cuando me di cuenta estaba puesta boca arriba, vestidita con un bikini oscuro que le quedaba pequeño. Ella se apercibió de mi mirada y dijo con un punto de divertimento ―Es el bikini del año pasado y me queda un poco justo. Pues te queda muy bien. Pero cuando me bañe se encogerá un poco, se me moverá y … ―No acabó la frase pero el mohín que hizo dejaba muy claro que sucedería. Reí antes de responderle ―¿Y cuándo te vas a ir a bañar? Ella rió alegremente y dando un salto corrió hacia el agua sin darme tiempo a reaccionar. Me puse de pie para verla zambulléndose y dar enérgicas brazadas antes de regresar nadando de ...
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