1. Consulta con el urólogo


    Fecha: 17/06/2017, Categorías: Sexo con Maduras Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    Tengo 19 años, me llamo Ernesto y he sufrido un problema de nervios, quizá debido a los exámenes que se me han manifestado con una insuficiencia urinaria, que me produce mayor stress y preocupación. Me estaba orinando gota a gota y sin darme cuenta a cualquier hora en cualquier sitio y me fui a la farmacia para comprarme pañales. Me resultaba muy molesto eso de los pañales, pasé cuatro días así y permanecía siempre húmedo y sin poder ir con los amigos a ninguna parte, porque en cualquier momento hablan de pelársela o de follar y me daba vergüenza ir con mi pañal, que, además, siempre estaba húmedo. Ni me atrevía a decirlo a mi madre, pues no sabía qué podría pensar, ya que cuando me pillaba los calzoncillos sucios de semen me decía: «Vas a agarrar una enfermedad».
    
    Ya desesperado no tuve más remedio que meterme en la consulta de un urólogo particular que descubrí caminando por la calle. Accedí y pedí consulta. La secretaria me dijo que ya estaban para acabar, que consultaría con el doctor. Entró, tardó poco tiempo y me aceptó, pero sin saber exactamente a qué otra porque estaba con un paciente. Preferí esperar a marcharme, ya había entrado y eso era bastante.
    
    De pronto, estando yo metido en mis preocupaciones, asomó el doctor y una señora que salía de la consulta. Le dijo el doctor a la secretaria:
    
    β€” Que pase el siguiente y ya se puede marchar, Isabel.
    
    Me sorprendió, de modo que la prisa la tenía la secretaria y no el médico. Pero me quedé como muy aliviado de ...
    ... saber que me iba a atender un urólogo y quizá podría quedar tranquilo.
    
    Al que pasé, el médico me miró de arriba abajo, se fijó en la parte de mi pantalón e hizo una mueca de sonrisa.
    
    β€” ¿Es la primera vez que vienes?, preguntó.
    
    Entonces comenzó a escribir como haciendo la ficha, pero solo me preguntó nombre, apellidos, DNI, teléfono, algo que debía de haber hecho la secretaria. Escribía en un tablero del ordenador de sobremesa. No me preguntó dolencias, enfermedades, operaciones y me extrañó muchísimo, porque después de eso me dijo:
    
    β€” Desnúdate, quítate el pañal y métete en la camilla tumbado.
    
    β€” ¿Cómo sabe doctor que llevo pañal, si no le he dicho lo que me pasa?
    
    β€” Porque eres guapo, delgado, y tienes todo lo que envuelve el entorno de tu culo muy grueso y necesariamente es el pañal.
    
    Se puso guantes azules, se acercó me miró a la cara y me dijo:
    
    β€” Buena polla, chaval, lástima que tengas esa estúpida incontinencia.
    
    β€” ¿Qué puedo hacer, doctor?
    
    β€” Dos cosas, igual que te vino por un shock que desaparezca por otro; a ver, explícate, ¿cómo van tus deseos y apetitos sexuales…?
    
    β€” No sé, doctor, supongo que normales, como cualquiera de mi edad.
    
    β€”¿Cómo lo lleva cualquiera de tu edad, follando o absteniéndote?
    
    β€” No sé si acabo de entender, pero me hago alguna paja de vez en cuando.
    
    β€” ¿Con qué frecuencia, una o dos a la semana, una al día o más de una al día?
    
    β€” A veces más de una al día.
    
    β€” ¿A veces o es habitual?
    
    β€” Es habitual, doctor.
    
    β€” ...
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