1. Me gusa lo prohibido.


    Fecha: 19/02/2018, Categorías: Anal Sexo con Maduras Tabú Autor: elubitsch, Fuente: xHamster

    ... que me acercara el aceite. Al acercarse a cogerlo, se sujetó sin necesidad en mi cintura y rozó mi brazo con su pecho. Al pasarme la botella de aceite, la sujeté con mi mano de la cintura y con la otra de la nuca para acercarla a mi y besarle en la boca. Ella giró el rostro y el beso se lo dí en la comisura de los labios. Continuó alejando aún más su rostro y yo continué pasando mis labios por su mejilla hasta acabar en su cuello, que empecé a saborear con deseo mientras ella intentaba escapar de mi sujeción.Me supo a hembra y a rosas. No podía dejar de lamerlo con mis labios y lengua mojados, como un caracol dopado, estrujando su cuerpo contra el mío. Apretando mi erección contra su vientre mientras se movía intentando guardar la compostura.Tras unos segundos, decidí separarme ante el temor de estar metiendo la pata.- Lo siento, es que te deseo muchísimo y se me ha ido la cabeza.Se quedó mirándome, apoyada sobre el borde de la encimera con sus manos y su culo. Su mirada no era de indignación. Y, mientras su pecho se movía al compás de su agitada respiración, me dijo:- Anda que menudo pil pil dejaste en mis bragas el otro día. ¿Sabes que todavía no las he lavado? Me las pongo cuando venís a casa. Me da mucho morbo tu deseo, yerno.Me abalancé sobre ella para que nuestros labios y lenguas se acariciaran enloquecidos. Nos lamíamos la boca, la cara y el cuello desbocados, saboreando nuestros alientos jadeantes, mientras subíamos y bajábamos las manos por el cuerpo del otro. ...
    ... Aplastando, estrujando y magreándonos rabiosos.Yo apretaba mi pelvis contra ella aplastando mi cipote tieso contra su cuerpo, restregándome deseoso, con la cara y el cuello embadurnada de su saliva.- Qué morbo me da llamarte yerno mientras siento tu cuerpo en el mío. Me gusta mucho lo prohibido, yerno.- Me excita que te guste. A mi me encanta también, suegra- le dije al oído.Al escucharme llamarla así, acompañó su jadeo con un gemido de excitación.- Qué cachonda me pones llamándome suegra, cabrón.Bajé mis manos hasta sus rodillas y las subí por sus muslos por debajo del vestido veraniego de andar por casa que llevaba. Mientras agarraba y arañaba con fuerza sus glúteos, me dijo:- ¿No te has fijado en las bragas que llevo?Primero vi cómo le asomaba vello púbico por los bordes y luego me percaté de que eran las bragas que le había dejado manchadas aquel día. Todavía se veían las señales.- Si supieras la de veces que me he masturbado con ellas puestas pensando que tú también lo hacías con las mías que me robaste hace tiempo.- Yo tampoco he parado de hacerlo desde que las tengo- le dije jadeante al oído mientras ambos nos explorábamos los oídos con la lengua.- Siempre le pido a tu suegro que me las meta en la boca cuando me folla para que se crea que me excito como una perra con él. Pero es con el sabor de tu esencia con lo que lo hago, yerno.- Yo, suegra, las tuyas que tengo las dejo escondidas y preparadas para olerlas y saborearlas mientras follo a tu hija a cuatro patas.- Dios, ...
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