1. ¿Sumisa?


    Fecha: 06/02/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: LaBellu, Fuente: CuentoRelatos

    Venía yo pensando en un relato que había leído sobre “dominación”. No es que a mis 50 años me chupara el dedo, pero esto de las cadenas, las perras, “cómete la mierda”, “trágate mi meada” y cosas por el estilo me resultaban muy extrañas. ¿Cómo alguien en su sano juicio podía excitarse con algo así? A lo mejor es que no estaban en su “sano juicio”. A lo mejor se drogaban… y el coche se detuvo. El coche, no yo.
    
    —la madre que lo parió!
    
    Lo dije con todas las letras y no para mis adentros. Pero, ¿dónde puñetas estaba? Claro que con toda esa retahíla que había estado pensando, me había olvidado del “a 100 metros gire a la derecha…”. Y no era la primera vez que me sucedía. Un caso, sí soy un caso que se pierde en los pensamientos y luego pasa lo que pasa.
    
    Bien, aquí me hallo, en la carretera, campo por un lado, campo por el otro, ni vacas, ni caballos, verde mucho verde. ¿Y los carteles? Esos que te indican algo. Miro, tratando de no despistarme otra vez con las cadenas y las perras. Ni que me preocupara a mi lo que la gente hace en y con su intimidad, pero vamos a ver, que ya me olvido otra vez que estoy en mitad de la nada, no tengo cura…
    
    El móvil que para eso lo tengo. Lo cojo, sin batería, muerto. Busco el cargador, ausente. ¿Esto solo me sucederá a mi o a alguien más? Trato de consolarme pensando que no seré la única atontada a la que le suceden estas cosas. Pero con el consuelo no resuelvo nada.
    
    Al menos es de día, ¡tengo reloj y funciona! Son las 5 de la ...
    ... tarde. Pues salgo del coche y doy unos pasos. Pero ¿de verdad hay gente que le gusta que le pongan una cadena y le llamen “perra”? Es que no me entra en la cabeza. Me apoyo en mi coche y como también tengo cigarrillos, me enciendo uno. Digo también, porque a excepción del reloj es lo que único que funciona, porque mi cabeza ya veis, está a años luz de buscar una solución.
    
    Y no estoy por la labor de echarme a caminar por donde sea que esté y buscar ayuda. Aunque debería, como me caiga la noche aquí, estoy perdida. Bueno, perdida ya estoy y en más de un sentido. ¿Y por qué demonios se habrá detenido mi coche, que le pasará? Voy a intentar arrancarlo otra vez, pero cuando acabe mi cigarrillo.
    
    —hombre, pero si viene un coche por ahí —ya saben que pocas cosas digo para mis adentros…
    
    Y estarán pensando que, desesperada le hice señas para que se detuviera y me auxiliara cual damisela en apuros, pues no. Me quedé fascinada mirando el coche. Pero igualmente se detuvo (esto por si alguien que me lee, está sufriendo por mi situación).
    
    Cacho de tío bueno –esto si para mis adentros− De mi edad aproximadamente, alto, pues de 1,90 o 1,80 por ahí, muy bien conservado, ni teñido ni nada, con sus canitas, sus ojitos azules, su perfume caro, su ropita de marca… Y lo del perfume lo sé, porque ya se ha bajado de su coche, ya me ha preguntado si podía ayudarme en algo y yo ya le he contestado como he podido:
    
    —si.
    
    He sido rotunda y clara, ¿a qué sí? Luego de ver su cara de expectación, ...
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