1. Hijas del Sol Naciente p2


    Fecha: 05/02/2018, Categorías: Dominación / BDSM Fetichismo Autor: pepejuxn, Fuente: xHamster

    ... parecía complacida.- Estás muy relajado; bien. Eso me ahorra trabajo. - Y mientras decía esto me introdujo un segundo dedo. Dejó de meterlos y sacarlos de mi interior, y en lugar de ello los mantuvo dentro doblándolos ligeramente, moviéndolos en círculos, todo ello con el propósito de ensanchar mi agujero. De repente los sacó, y tomando el neceser, sacó un frasquito que contenía un líquido transparente y aceitoso, y una pequeña jeringuilla. - Estate quieto.- me dijo mientras llenaba la jeringuilla. Me la metió entera; no era mucho mayor que uno de sus dedos, así que aquello tampoco me dolió. Lentamente empujó el émbolo hacia delante, y mi recto comenzó a llenarse con aquel lubricante; se deslizó hasta el fondo, llenando mi culo de aquella sustancia, que además producía en mi interior un vivo escozor. Cuando Makoto sacó aquella jeringuilla, el contacto de las paredes de mi recto, irritadas por el lubricante, me produjo una quemazón insoportable. Comencé a retorcerme de dolor. - No exageres - me dijo Makoto - unas cuantas veces más y te acostumbrarás.Desde luego no era la primera vez que alguna de mis amas me usaba por detrás, pero jamás habían usado aquella técnica de lubricación. Incluso cuando me habían puesto una lavativa la sensación era mucho menos dolorosa, ya que el agua no me irritaba, y además salía enseguida de mi cuerpo. Makoto se levantó, liberándome, y me colocó en una nueva posición; arrodillado en la cama, inclinó mi cuerpo hacia adelante, quedando con las ...
    ... rodillas junto al pecho, y las palmas de las manos apoyadas por delante de la cabeza. En aquella posición podía separar mis glúteos, lo que aliviaba en parte el escozor. Liberado en parte de aquel tormento, volví a mirar a Makoto. Había aprovechado aquellos instantes para colocarse un consolador a la cintura, sujetado con un par de correas. Se acercó a mí avanzando a gatas sobre la cama, como una tigresa en celo, hasta colocar su cuerpo sobre el mío; podía sentir el ocasional roce de sus pezones en la espalda. Entonces, dirigiendo una mano hacia su pubis, tomó el extremo de aquel cilindro alargado con la mano, y lo dirigió junto a mi agujero. La desagradable experiencia con el lubricante había hecho que perdiera parte de mi relajación, así que mi torturadora tuvo algunas dificultades para introducirme la punta de aquel aparato; pero una vez dentro la punta, un leve empujón bastó para que entrase hasta el fondo.El lubricante desde luego había logrado su efecto. Makoto bombeaba dentro y fuera de mi cuerpo sin ninguna dificultad. Por otra parte, el tacto fresco y muy suave de aquel instrumento me aliviaba enormemente, aunque al salir dejaba otra vez cerrarse mi culo, volviendo el escozor. Esto hacía que yo desease impaciente la penetración, acompañando con mi culo las embestidas de sus caderas. Cada nuevo empujón llegaba más dentro de sí, hasta que a los pocos minutos el artilugio entraba hasta su base, y yo podía sentir en mis glúteos el vello púbico de Makoto, que con su voz aguda ...