1. Hijas del Sol Naciente p2


    Fecha: 05/02/2018, Categorías: Dominación / BDSM Fetichismo Autor: pepejuxn, Fuente: xHamster

    Poco después del anochecer la puerta de mi celda se abrió, y dejó paso a Makoto, que inmediatamente la cerró tras de sí. Para mi sorpresa, esta vez no traía su atuendo habitual, sino que venía vestida con una bata de seda igual a la que le vi a la princesa, aunque algo más reducida. Hasta ese momento no había reparado en su belleza.Makoto era algo mayor que mi ama; tendría unos veintidós o veintitrés años. También era algo más alta que ella, y sus generosos pechos apenas eran contenidos por la minúscula bata atada en su cintura, de forma que la parte delantera de ésta estaba tirante, y oprimía el pecho de Makoto transparentándose por completo. Su cara tenía unos rasgos asiáticos más tradicionales, la cara más alargada, y los ojos más rasgados, bajo unas cejas finas y arqueadas. Su nariz era fina y afilada, y sobresalía sólo un poco de su cara aplanada. Al igual que la princesa, tenía una larga melena castaña, y unos profundos ojos negros. Su boca era alargada, sensual, y sus rojos labios, siempre entreabiertos, dejaban entrever una dentadura perfecta. Makoto no llevaba ningún tipo de adorno: ni pulseras, ni pendientes, ni collares. Sin embargo, llevaba consigo un neceser de cuero negro.Adelantándose por la habitación, se subió a mi cama, y se sentó a horcajadas sobre mi pecho. Y tirando del cinturón de su bata, abrió ésta, dejando su cuerpo al aire. Apenas lograba apartar la vista de sus enormes pechos. Su piel era clara, más que la de la princesa, y sus pezones sonrosados y ...
    ... erectos eran dos pequeños círculos que adornaban las cumbres de aquellos dos objetos de deseo, sin destacarse apenas de ellos, salvo por una mínima rojez. El resto de su cuerpo era atlético, su vientre liso, y dos larguísimas piernas se extendían desde sus caderas estilizadas hasta unos preciosos pies, blancos como la nieve, cuyos delicados y perfectos dedos culminaban en unas uñas exquisitamente cuidadas, sin pintar. Al igual que las de la princesa, sus manos también eran hermosas, de dedos largos y delgados, pero sus uñas eran más largas, con una manicura perfecta, y también sin pintar. El calor de nuestros cuerpos estaba ya haciéndonos sudar, y Makoto comenzó a frotar su culo contra mi pecho. Mi piel depilada sentía la caricia de su vello púbico, única parte del cuerpo que no llevaba rasurada; al contrario, tenía una espesa mata de largos pelos negros que me hacían cosquillas. Ya empapados en sudor, me dijo:- Soy la ayudante personal de la princesa Juriko, y debes obedecerme en todo como si de ella misma se tratase.- Si, ama.Y de un salto se arrodilló frente a mi cara, poniendo a mi alcance su sexo, que desprendía un aroma profundo, un aroma que embriagaba mis sentidos. Sin poder resistirme más, saqué la lengua y empecé a acariciar con ella sus labios, a la vez que sujetaba sus glúteos entre mis manos. Empecé recorriendo aquella fruta exquisita de abajo hacia arriba, y luego en círculos cada vez más estrechos que me iban acercando a su clítoris. La oía jadear y notaba cómo ...
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