TARTA 5 (EN “CASA”) - Relatos Eróticos

TARTA 5 (EN “CASA”)

... había trasladado a la cocina.
Habíamos “acabado” ambos, casi al mismo tiempo, ella un poquito antes, pero su estremecimiento y la forma de apretar el choto, me llevaron a una inmediata eyaculación. Y así estamos. Abrazados, besándonos, acariciándonos… Mi miembro seguía dentro de ella, “dormido”… 
-¡No la saqués, quédate así! ¡Me encanta! – Kirky me besa con pasión. Le respondo igual. - ¡Qué  lindo es esto papito! ¡Qué lindo es!
 Nos acariciábamos, nuestros pechos apretados, bien juntos. Sentía ardientes sus tetas contra mí. Sus brazos rodeaban mi cuello. Sus besos recorrían todo mi rostro. Yo acariciaba suavemente su espalda, recorriendo con ambas manos su piel de terciopelo, desde el cuello hasta los glúteos.
-¿Ves? ¡Esto es único! ¡Tus caricias! ¡Dios! ¡Son únicas! ¡Nooo…, no te detengas! ¡Seguí acariciándome, por favor!
	Cuando hizo ese comentario yo, instintivamente me detuve. La acariciaba por puro placer, sin ninguna otra intención. ¡Sentir mis manos sobre su piel es un placer único! Continué en ello.
-¡Dani! ¡Te lo juro! ¡Me hacés estremecer! - ¡Es cierto! Prácticamente sentí la electricidad de su cuerpo.
	Abrazó mi cuello con pasión, se apoderó de mi labio inferior y lo mordió. Tembló su cuerpo desde los cabellos a los pies. ¡Ardía! ¡Sentí su orgasmo más qué cuando la pija estaba erecta dentro suyo!
-¡Aaaaahhhh! – Sentí como me apretó.
¡Los músculos de su vagina eran notables! Casi instintivamente Kirky los manejaba como elemento erótico, de puro gozo y ...

... deseo. La pija se rigidizó inmediatamente. Probablemente no pueda eyacular todavía…, pero ella puede gozar al sentirla dura en su vulva.
-¡Sííí! ¡Qué rico! ¡Cómo te siento! ¿Viste qué tenía razón al no querer que me la saqués?
	Llegamos a esta situación de manera totalmente fortuita. Como casi siempre, antes de ir a casa, llamé a Araceli para avisarle. Ahora más que nunca. No quiero que ella suponga que voy de “improviso” para encontrarme a solas con Kirky. Ari me respondió que estaría ocupada una hora más, por lo menos. Yo sabía, porque ella misma me lo había dicho, que a veces era “trabajo”, efectivamente. Otras veces era solamente diversión… ¡”Las tías” querían “diversión”! Eran una pareja lesbiana muy especial. Desde hacía 20 años estaban juntas, y se amaban, sin duda, pero a veces se daban alguna “libertad”, como cualquier otra pareja, hetero o no. Lo notable es que no lo ocultaban y muchas veces lo compartían. 
Araceli me había contado. La mamá, Yolanda, que se había quedado sola desde que ella era muy pequeña, la “orientaba” sexualmente desde que estaba en la mitad de la primaria, más o menos. Yolanda estuvo sin hombre alguno durante dos o tres años…, y… se sacaba el gustito con su hija. De paso le enseñaba los “secretos” del sexo. Así aprendió Ari como actuar con mujeres… u hombres…, con diversos juguetes. Entre otras cosas, Yolanda la desvirgó. Ari estaba muy contenta con todo eso, no solamente por la “instrucción”, sino porque el himen nunca le causó problemas, pues ...