La perrita quiere el coño de su ama 2 - Relatos Eróticos

La perrita quiere el coño de su ama 2

Mi ama sólo me hablaba por teléfono cuando tenía planes especiales para su perrita. Cuando sonó el teléfono en la tarde, pensé que tendría algo en mente y no me equivoqué. Me pidió que me vistiera de manera presentable, ya que saldríamos en la noche.

Yo no tenía mucha ropa, la mayor parte del tiempo estaba desnuda, lista para cuando mi ama me necesitara, pero me las arreglé con un vestido corto de terciopelo negro y unos tacones plateados. Cuando mi ama me vio, dijo que no estaba nada mal, pero antes de salir se aseguró de que no llevara ropa interior "no la vas a necesitar", dijo.


Mi ama y yo llegamos a un restaurante muy elegante, desde que era su perra no había salido a un lugar así de bonito. Mi ama pidió nuestra mesa y nos sentamos. Había bastante gente en el lugar, igual de elegantes que los candelabros y adornos dorados de la mesa. Mi ama resplandecía con un hermoso vestido rojo. 

Nos sentamos y llegó un joven mesero. "¿Qué van a ordenar?", Preguntó. Mi ama sólo pidió vino para ella y me señaló "ella tiene su propia comida". El mesero no dijo nada y se fue. Apenas se marchó, mi ama me miró y dijo "es hora de comer, perrita" y señaló debajo de la mesa. No necesité más instrucciones. Me levanté y arrodillé abajo de la mesa y comencé a buscar el rico coño de mi ama. Bajo el vestido rojo mi ama no traía nada, así que no tuve problema en comenzar a lamer el coño que me enloquece. 

El mesero regresó con el vino y no preguntó cuando vio mis tacones abajo de ...

... la mesa. Nos deseó a ambas buen provecho. Mi ama bebió su vino, mientras yo me alimentaba de sus fluidos. Cuando mi ama se corrió, me pidió que regresara a mi lugar. Bebió un poco más de vino y me dijo lo siguiente que haríamos.

–Mira perrita, quiero que elijas a una de estas elegantes señoras y me las lleves al baño. Entre las dos vamos a usarte esta noche. No te tardes. 

Mi ama se levantó y se fue al baño. Yo miré a todas las damas que habia en el lugar, no sabía a cual elegir. Empecé por una joven rubia con un brillante vestido azul que estaba sola en una mesa. 

–Disculpe, señorita. Mi ama necesita a alguien que le ayude a usar a su perra.

Contrario a lo que esperaba, la dama no se espantó y simplemente dijo que ya tenía otros planes para esta noche.

Continué preguntando una por una a las hermosas mujeres que estaban sentadas solitarias y todas me agradecerieron sonrientes, pero rechazaron mi oferta. 

La última que me faltaba era una mujer mayor, como de unos 45 años y un hermoso vestido lila. No sabía si a mi ama le gustaban las mujeres maduras, pero decidí acercarme a ella.

Después de mi ofrecimiento, la dama me miró, no dijo nada y caminó hacia el baño. Yo la seguí. Mi ama nos esperaba impaciente en el baño, una habitación con pisos blancos y un enorme espejo con bordes dorados.

–¿Necesitas ayuda para ocupar a esta perra?–dijo la mujer. Mi ama sonrió y dijo que sí con la cabeza. –ven puta–continuo la dama.

La mujer me dijo que me quitará el ...