1. Mi oficina, mis normas


    Fecha: 22/01/2018, Categorías: Gays Autor: Lolita69, Fuente: CuentoRelatos

    Cállate la boca y ábrela despacito– dijo Adam susurrando, aunque con un toque de autoridad. Obedecí.
    
    Él, sin miramiento ninguno, introdujo su gran miembro entre mis labios hasta sacarme una arcada. Me encantó.
    
    Cada vez que su aparato abandonaba mi garganta salía cubierto de una mezcla deliciosa de mi saliba y sus jugos preseminales. El hilo pegajoso que colgaba desde mi labio inferior hasta la punta de su glande era lo único que nos unía; cuando me apartaba sujetandome la cara para ver la expresión de viciosa que ponía.
    
    Lo cierto es que la situación me había mojado desde que entramos por la puerta de la oficina. La pequeña venganza de Adam (hacerlo sobre la mesa del compañero que le caía gordo) me había gustado desde el primer momento, pero él plus de erotismo fueron las cuatro palabras que dijo cuando comencé a desnudarme:mi oficina, mis órdenes.
    
    Automáticamente las braguitas de encaje negras que llevaba bajo la falda se empaparon y los pezones se me endurecieron bajo el sujetador a juego.
    
    Adam comenzó un bombeo fuerte, que me sacó más de una lágrima y a él, más de un gemido, pronto agarró mi pelo con una mano y apoyó la otra en la pared, quedando yo en medio, de rodillas y recibiendo pollazo tras pollazo hasta el fondo de mi garganta. Su miembro empezó a palpitar y las embestidas frenaron, mientras su leche se derramaba a chorros llenando mi boca y desbordando por mi comisura.
    
    –Trágatelo todo y límpiame, si lo haces bien te daré un premio– dijo antes de ...
    ... sacar la polla enrojecida de mi boca. Yo, por supuesto tragué con ganas y pase mi lengua a lo largo de su falo absorbiendo cada gota de leche que me había dado. Él, sonrió y me agarró de las caderas con ganas, me subío a la mesa de su compañero y comenzó a besar y a morder mi cuello. Sabía perfectamente que eso me ponía a mil y comenzó a bajar. Sin quitarme las bragas (que a esa altura estaban más que mojadas) me abrió las piernas y empezó a frotarme el clitoris sobre ellas, mordisqueando el interior de mis muslos, las apartó y dio el primer lenguetazo desde mi ano hasta mi clitoris, arrastrando toda mi humedad.
    
    –Joder, estás perrisima. No sé si es que te pone hacer maldades o simplemente tienes ganas de polla...– Adam me quitó las bragas y empezó a comerme el coño con ganas, sacandome más de un orgasmo y más de un chillido que no se privó de castigar con manotazos en el coño y en la cara. Pronto vio como empezaba a llegar al clímax y puso una mano tapándome la boca, mientras la otra penetraba mi coño con cuatro dedos a la vez y lamía mi clitoris con vehemencia. Un grito ahogado es todo lo que pude hacer mientras me corría a chorros en su mano.
    
    –Contastándote a lo de antes, ambas cosas me ponen cachondisima– contesté en cuanto pude recuperarme. Eso pareció encenderle aún más. Los 15 minutos que se había pasado dándome placer le sirvieron para reponer fuerzas y sangre en la polla, lo cual, hizo que ésta se irguiese apuntandome directamente a mi.
    
    –Sabes lo que va a pasar ...
«12»