Mi debut como Anel - Relatos Eróticos

Mi debut como Anel

... tiempo llegue incluso a comprar por Internet un consolador de rico tamaño con diversas modalidades de vibración el cual hizo mis ejercicios de penetración mucho más placenteros sobretodo al disponer de psicotrópicos para desinhibirme y ¨aflojar¨.
El repentino vibrar del espejo a causa de lo que podía distinguir era música electrónica desde la recamara de Felipe me trajo de vuelta a la realidad: allí estaba yo, en el baño de mi dealer y hasta hace poco tiempo mejor amigo de la preparatoria, con una maleta en mano repleta de ropa de mujer y productos de belleza y cuidado femenino  (artículos que tarde dos semanas en conseguir) y claro, no menos importante, con la latente condena a cumplir en menos de una hora que básicamente consistía en dejarme ser explotado como hembra para  goce de su hombre, es decir mi feminización y uso cual si fuera una mujer o mejor dicho, una puta. No tenía forma de evadir la transformación y abuso que experimentarían: tanto mi ser como mi cuerpo estaba endeudado con Felipe por la droga que había pedido prestada y si se trataba de rebajarme a ser puta de un sujeto con amistades en el mundo del narco o ser un cadáver más por no saldar mis deudas o peor aún, sufrir la violenta pérdida de un familiar cercano a manos de algún sicario despiadado, pues al menos como yo lo veía el mejor de los males era ¨prestar¨ un rato mi cuerpo para saciar los bajos instintos de aquel sujeto. Tal vez no era lo más ¨macho¨ u honrado por hacer, quizás otros más cabales ...

... optarían por el sacrificio antes de perder su hombría, pero yo prefería seguir vivo pese a la mala experiencia de ser la nena de otro hombre. Pensándolo bien no sonaba tan mal el acuerdo el cual prácticamente me vi forzado a aceptar pues después de todo Felipe prometió guardar el secreto de lo que iba a pasar y me había garantizado un suministro considerable de cristal, por patético que suene, si aceptaba el acuerdo y cumplía mi papel plenamente, además de olvidar lo que le debía previamente y que era una cantidad considerable. Me había prometido incluso que sería divertido y me trataría como toda una dama, lo cual yo sospechaba como poco factible dada su fama de cochino, morboso y lascivo. Aun así, no había nada que pudiera hacer para zafarme de este embrollo: estaba figurativamente ensartada, tal y como lo estaría literalmente en pocos minutos.
Saque el celular del bolsillo de mi pantalón y mire la hora: 9:05. Habían pasado 5 minutos desde que me había quedado a solas y no había hecho nada más que abstraerme en un torbellino de preocupaciones y ¨hubieras¨ como para justificar lo que iba a hacer y digerir la situación en la que me encontraba. Sabía que no había marcha atrás o forma de escapar, como una presa herida estaba a merced de mi lujurioso depredador el cual seguramente saboreaba ya desde su cueva el trozo de carne que pronto degustaría. Debía comenzar a actuar y pronto pues no quería saber qué ocurriría si pasaban los 30 minutos y aun no estaba listo…o lista. ¨Debo ...