Tenía que probar - Relatos Eróticos

Tenía que probar

... culo!!

Cómo si me leyera el pensamiento se colocó a un lado de mi y me puso su verga cerca de la cara, al verla frente a mi la, ví enorme

Abre tu boca, no tengas miedo solo abrela y yo haré lo demás, cerré mis ojos y abrí la boca y empezó a métela despacio, de pronto sentí como mis labios de iban abriendo más ante el empuje que hacía, abrí mis ojos y ya tenía su vientre en mi cara, empezó a moverse despacio metiéndole y sacándola, sin que yo me lo propusiera la empecé a ensalivar mucho y el gemía, la verdad estaba gozandolo, eso era lo que quería y eso es lo que al fin estába haciendo.

Durante un buen rato estuve así, después se separó de mí y colocó las dos almohadas encimadas en el centro de la cama

-Recuestate boca abajo

Le obedecí y mis nalgas quedaron  paradas mostrándole mi ojete el cual empezó a lamer con suavidad, sentía que me lo dejaba lleno de saliva y su lengua hacia presión como si quisiera meterla hasta el fondo. Yo explotaba y gritaba de placer, ¡Eran gritos! Y no me importaba que todo se escuchara, apretaba la sábanas con mis manos mientras en jugaba pellizcandome los huevos y lamiendo mi ojete, después sentí que me abrió más las nalgas con una mano y con la otra sus dedos jugaban en la entrada de mi culo, despacio sentí que fue introduciendo un dedo hasta sentir los nudillos de su mano cochar con mis nalgas y empezó a meter y sacar  primero despacio, después fue aumentando la velocidad hasta que llegó el punto en que sentí que me venía ya que ...

... al masturbar mi culo con su dedo lo hacía también con su mano en mi verga, poco antes de que llegara el punto de no poder aguantar mi venida se detuvo y ya no fue uno sino dos dedos, me dolió un poco pero sentí que entraron de alguna manera fácil, de nueva cuenta empezó a Meterlos y sacarlos, esta vez con más cuidado, unos segundos después ya no fueron dos, sentí como intento meter un tercer dedo, yo deliraba de placer y no lo detuve, al tenerme así me sentí desmayar, al cabo de un rato me saco los dedos y me dió otra buena lamida, pero fueron solo unos segundos, los suficientes para ensalivarme bien, al mirar hacia atrás lo ví terminando de ponerse un condón, ¡Yo no había ido a qué me cogieran! -pense, sin embargo no me puse, cerré mis ojos al sentir la punta de esa verga dura abrirse paso entre mis nalgas, me estaba doliendo pero me estaba gustando, era ese tipo de dolor que produce placer, mucho placer.

Sentí como dejo caer todo el peso de su cuerpo sobre el mío, yo gemía y mordía las sábanas para tratar de litigar ese dolor tan sabroso que sentía. Cuando sentí su pelvis pegada mis nalgas supe que ya me la tenía clavada totalmente, su respiración en mi oído me excitaba más, me puso sus manos sobre mis hombros y se levantó un poco aplastandome contra el colchón y empezó a moverse, ¡Nunca pensé que llegaría a sentir tanto placer por el culo, a mi edad estaba n cogiendome lo y yo lo disfrutaba! De a poco nos fuimos acomodando hasta quedar yo en cuatro, de esta manera me ...