1. El gran día con don Roque.


    Fecha: 26/10/2020, Categorías: Confesiones Tus Relatos Autor: PPTon, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X


    Por una causa u otra, tuvieron que pasar algunos días más, pero al fin llegó el día, el gran día luego del fin de semana, ya me la había “sentenciado” don Roque. El sábado cogí con Hilario y el domingo me cogió el Grueso, pensé que me serviría de entrenamiento, que se me ensancharían los esfínteres y no me habría de doler cuando le tocara a él, en la mañana de lunes. Aun no sabía cómo iba estar el asunto, pero por cualquier cosa, me fui temprano, mi abuelo había salido ya y no tenía que dar cuenta a nadie. Llegué poquito después de las 6 de la mañana y don Roque ya estaba en la caballeriza, cepillando a “mi caballo”.
    -Buen día, parece que madrugamos no?- le dije al verlo.
    -Buenos días- contestó y agregó asomándose por encima del lomo del caballo -Aquí cepillando al “prieto”- hasta entonces me enteré que a “mi caballo” le decían “El Prieto”.
    -En lo que termina me voy al pesebre- Le dije. Recordarán que ese nombre le dimos a la cama porque ahí estaba el pesebre.
    -Si, ahí te alcanzo, “el pesebre” ha de estar calientito, no se quedó nadie en la casa y me vine a dormir aquí- contestó. 
    -Ah… si he sabido me hubiera venido para acompañarlo-
    -Si lo pensé, pero ya era muy noche y, además, ni cómo avisarte- Me respondió mientras yo pensaba en que tal vez aún no estaba recuperado de las cogidas que me habían dado los días anteriores.
    Efectivamente, el pesebre estaba sin tender, me quité los huaraches, el pantalón y el bóxer y me cubrí con la cobija. Acababa de hacerlo y apenas ...
    ... alcancé a ponerme aceite de coco en mi culito para lubricar y dilatarlo, cuando llegó don Roque y quitándose los huaraches nada más, sólo traía el calzón interior. En cuanto se acostó a mi lado, rodeé su cuerpo a la altura del vientre y con pases de masaje, fui bajando la mano poco a poco hasta llegar a su gran verga aún flácida que saqué de entre la bragueta de su calzón. Ya lo había comentado, su pene es de carne y siempre se mantiene grande y caído, cuando se erecta no se nota porque no crece gran cosa, cuando mucho un centímetro, se nota porque se levanta, se engruesa y rigidiza. 
    Con unos pocos masaje y pases por el orificio uretral y el frenillo, salió la primera gota del pre que regué por el glande, solté para darme la vuelta y volví agarrarla para apuntarla hacia mi lubricado agujero y ahí puse la punta de aquello tan duro y grueso como un cabo de azadón, diciéndole con un clemente tono:
    -Despacito por favor- 
    A lo que él contestó asintiendo con un sonido gutural y piadoso también. Con el puño de mi mano aprisionando su verga, hizo un ligero movimiento hacia adelante para sentir con qué suavidad, algo penetró un poco y extendió algo más mis pliegues. Sin volver atrás, da otro empujoncito y entra y abre un poco más, la sensación aún no llegaba el límite de lo incómodo, aún seguía siendo muy placentero. Con un tercer empujoncito, suave pero firme, la penetración y la complacencia seguía en aumento. Con el cuarto pareció que el esfínter interior había alcanzado una ...
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