1. Una estadía en Mallorca, el segundo d&iacut


    Fecha: 18/12/2017, Categorías: Anal Sexo con Maduras Sexo Interracial Autor: Anitaslut44, Fuente: xHamster

    ... desgarro anal.De repente sentí que su serpiente negra se apoyaba entre mis nalgas, golpeándolas.Mi concha comenzó a chorrear de tanta excitación. Yo no quería que este negro bruto me sodomizara, pero mi cuerpo me estaba traicionando.Ya no tuve tiempo para pensar más. La enorme y dura verga se enterró con todo en el fondo de mi culo. No sentí dolor, estaba tan excitada que ya no me importaba nada.El negro se quedó unos instantes quieto y en silencio, sintiendo cómo mi ano se acostumbraba a semejante tamaño de verga. Luego comenzó a bombearme. Primero muy suave y despacio, pero luego fue incrementando la potencia y el ritmo.Perdí noción del tiempo, pero repentinamente sentí que el negro detrás de mí tensaba su espalda y entonces una oleada cálida invadió mi cuerpo. Podía sentir su semen caliente entrar a borbotones en mi ano.Me quedé ahí echada sobre la mesa, entregada, vencida, abandonada.Cuando me incorporé, mi nuevo amante negro ya no estaba.A duras penas podía caminar. Sentía semen corriendo entre mis muslos. La cola me ardía más que nunca. Como pude abrí la puerta de ese pequeño lugar y encontré una salida que llevaba directo a la playa.Allí comencé a caminar en plena oscuridad. Pude ver a una pareja que evidentemente estaba cogiendo contra una palmera. Ellos no me vieron, pero yo pude identificar los gemidos y jadeos de Helena…Unos metros más adelante encontré una especie de bar en la arena y allí estaban mi adorado Víctor y nuestro amigo Jorge, bebiendo unos extraños cocteles…Ninguno de los dos preguntó dónde había estado en el último rato, ni tampoco se les ocurrió averiguar por dónde andaría mi amiga Helena.Le dije a mi esposo que la música y las luces me habían alterado bastante y una horrible jaqueca me estaba invitando a irme a la cama; así que mi dulce Víctor apuró su trago y nos fuimos directo al hotel.Por suerte, como caminaba a mi lado, no pudo ver lo mucho que a mí me costaba andar derecha…
«123»