1. Una noche en la carretera


    Fecha: 21/09/2020, Categorías: Transexuales Tus Relatos Autor: curiososex11, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    Habré tenido entre 18 y 19 años, era mi primer año de universidad y tenía, en ese entonces, la comezón y el ardor metido entre el ojo del culo y los testículos. A ratos me estallaba el pito, a ratos era el culo el que exigía atención.
    Como suele pasar en los años universitarios, a la par de las clases, la vida transcurría entre los pasillos de la facultad, los jardines cercanos y las cantinas cercanas. Como suele pasar también la cogedera era una de las actividades más deseadas.
    Pasé mis primeros años de adolescencia entre la indefinición sobre qué era lo que más me gustaba, si las vergas sudorosas, venosas y cargadas de leche o las panochas húmedas y tibias. De lo que no tenía duda era de mi gusto de hurgar entre la ropa femenina sucia, oler pantaletas y brasieres, buscar rastros de secreciones blancuzcas y llenar mi fosas nasales con ese olor, pero sobre todo vestir esa ropa, sobre todo vestir esa ropa. Y fantasear con encuentros calientes, con mis piernas levantadas y el culo al aire, con mis rodilla a ras de tierra y un macho detrás empujándome sus 15 centímetros de hombría. 
    Llegué incluso a meterme en patios vecinos para robar ropa interior, o hurgue en canastos de ropa sucia en los baños de amigos y conocidos. Uno de mis mayores tesoros era un viejo corsé que robé de una de esas casas. El otro, un liguero rosa muy de los 70s.
    Pero eso fue en la prepa, y ya estaba en la universidad, y había bebido unas cervezas con compañeros de la escuela. Salimos tarde, cerca de ...
    ... la medianoche y yo debía regresar a mi casa ubicada en una población vecina. Alcancé el transporte público, uno de los últimos, pero sólo me dejó en las afueras de la ciudad. Caminaré pensé, o pediré raid, no faltará quién me levante.
    Y así fue, al llegar a la salida de la ciudad comencé a caminar. Pasaron no más de 10 minutos cuando un automóvil volkswagen de color rojo se paró a mi lado. 
    --¿A dónde vas tan noche? ¿Quieres que te acerque? --me preguntó el conductor. Un sujeto de unos 40 años. Algunas canas salpicaban su cabellera, pocas en realidad, pero ya eran visibles.
    --Voy a la ciudad vecina --le dije-- se me hizo tarde en la escuela, nos quedamos revisando algunas cosas y cuando me di cuenta ya era muy tarde, y no tengo donde quedarme.
    La primera mentira de la noche. Y él, lo entendería más tarde, por supuesto no me creyó. El olor a la cerveza es bastante detectable, y la hora.
    --Súbete, te acerco --me dijo. Lo pensé dos segundos y luego me subí.
    Los primeros diez minutos fueron de charla intrascendente, qué que estudiaba, que qué pensaba hacer cuando terminara la escuela, en fin, cosas para llenar el espacio entre dos extraños que comparte el espacio por necesidad. Después las preguntas comenzaron a tomar un tono más interesante. Qué si la vida universitaria era lo alocada que solía ser en los tiempos en los que él estudió la carrera, que si él se la pasaba en muchas fiestas y que solían ser por el tiempo en el que estudió de mucha liberación sexual. Orgías para ...
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