Me convertí en la puta de la cárcel para sobrevivir - Relatos Eróticos

Me convertí en la puta de la cárcel para sobrevivir

... vienes.
–Sí, señora.
Así comenzó mi negocio en la cárcel. Holga dejó que cobrará y cogiera con quién quisiera. Cogí con las guardias que a veces me llevaban a cenar a fuera y después me regresaban a mi celda. Mariana, la cocinera cuando se enteró de mi negocio se guardó la zanahoria más grande de la cocina y me ofreció $600 por metermela en el culo, por el tamaño de esa zanahoria lo hubiera hecho gratis, pero la dejé, ella continuó guardando pepinos y zanahorias y pagaba muy bien por usarme una vez a la semana. 
Holga cada vez estaba más contenta conmigo, me llenaba de regalos que quitaba a otras reclusas, después de un tiempo dejó de pedirme que le comiera el coño y me cogía por el culo, me nalgeaba, me amarraba a su cama, me obligaba a cogerme a otras reclusas frente a ella y por último me pidió que le dejará comer mi coño. Ambas disfrutábamos mucho de la otra.
El abogado llegó un par de semanas después para decirme que podría sacarme pronto de allí, pero yo le dije que se lo tomara con calma, ni loca saldría de un lugar en donde todas me amaban y me daban placer, era la favorita, tanto así que hasta seduje a la mujer del director de la cárcel, pero esa es otra historia que les contaré después.

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