1. En el agua caliente.


    Fecha: 03/06/2020, Categorías: Confesiones Tus Relatos Autor: PPTon, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... una parte más que sentí muy, pero muy agradable.
    Luego de que me metió su grueso pene aquella primera vez en el baño, casi no me dejaba que lo metiera todo, me dolía y él entendía que debía tener cuidado de no meterla toda para no lesionarme, normalmente con la mitad que me entraba era suficiente. En pleno éxtasis, fui yo quien empujó más y el rico rollo de carne lleno de sangre entró sin dificultad creo que hasta dos terceras partes. Mi tío me advirtió que ya se había pasado, pero totalmente eufórico empujé más hasta que entró todo, hasta que ya no pudo entrar más, había llegado al tope de mis 16 centímetros que medía mi cavidad rectal. Había sucedido una de tres cosas: Que el agua caliente dilató mis tejidos, que la temperatura me hizo un efecto anestésico o que lo que me había echado Hilario funcionó como lubricante, cualquiera que haya sido la causa yo estaba inmensamente feliz, felicidad que fue en aumento conforme lo metía y lo sacaba de mi humanidad. 
    Sentía que salía y entraba apretado, pero esa presión me causaba cosquilleo en todo mi cuerpo. Luego de varios movimientos, mis partes internas aledañas al recto se fueron acomodando hasta llegar el punto de que la rica verga de mi tío entraba totalmente, incluso, con mis manos abrí el ya muy abierto ano, haciendo que la entrada fuera más completa, me entró toda, hasta la misma raíz llena de pelos. Si es cierto lo que dicen, que en plena euforia sexual los ojos se ponen en blanco, creo que eso mismo sucedió conmigo, ...
    ... aunque no pude constatarlo ni pude ver nada porque estaba totalmente en penumbras, yo sentí que los mismos ojos se me salían, todo aquello era increíble, la verga humana más gruesa del mundo había entrado totalmente en mi diminuta humanidad.
    Si con el mete y saca no se me pusieron los ojos en blanco ni se me salieron de su cuenca, de plano sí me sucedió cuando, ahora sí, empujando fuerte entró hasta donde ya no se pudo y me lanzó un gran torrente de atole más caliente y abundante de lo que había sido normal. Sentí que todo adentro estaba muy apretado y había exceso de líquidos. Lo que me había dejado Hilario, el super rollo de carne que tenía muy adentro y lo que me estaba aventando mi tío, llenaron totalmente el recipiente. Mi cuerpo quería liberarse de tal congestionamiento, pero yo quería más y por el momento, pudo más mi voluntad que la necesidad corporal. Llegó el triste momento de terminar, luego de varios espasmos apareados con enérgicas arremetidas, fue bajando la erección y puse a trabajar a mis esfínteres, apretando fuerte para que no saliera o para exprimir hasta la última gota de la cremosa leche, como siempre lo he hecho.  Nada me valió, aquello se fue saliendo y yo seguí apretando para que no saliera lo que me habían echado mis proveedores. Al fin, ahí se quedó todo para ser asimilado y aprovechado por mi cuerpo. En nada se compara la fiesta del pueblo con la gran fiesta que tuve esa noche y otras muchas más que le siguieron, luego de haber sido bien amoldada la ...