1. DANIELA


    Fecha: 10/04/2020, Categorías: Incesto Tus Relatos Autor: CARLO69, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... mi esposa. Todo como una travesura pero cada vez un poco más atrevida, ya que había ocasiones en las que después de hacer eso, se iba a bañar y al salir del baño, envuelta en la toalla, curiosamente se le caía y me mostraba sus hermosas nalguitas, blancas y redonditas. Era mi nena y la había visto en varias ocasiones cuando era más pequeña completamente desnuda, pero ahora era distinto, estaba más grande y desarrollada. Y esos juegos traviesos no cesaron, sino siguieron por dos años más, que parecían no acabar.
    Pero en cierta ocasión en que por motivos de trabajo de mi esposa, ella es médico de un hospital de gobierno y fue contratada por seis meses a trabajar los fines de semana en otro estado, por lo que me quede con nuestra hija Daniela desde un viernes por la tarde hasta el domingo por la noche en que ella llegaba. 
    Ya antes nos habíamos quedado ella y yo, solo que con otras amigas de ella, pero ese día era diferente y sería diferente para ambos.
    Como mi esposa tenía que presentarse a trabajar temprano, la fuimos a dejar en la tarde para que llegara en la noche y descansara. Regresando solo los dos a la casa cerca de las seis. Al llegar, luego me metí a bañar, ya que estaba cansado y acalorado, mientras Daniela se fue a su recamara a dejar sus cosas y cambiarse de ropa. Después de bañarme me quede solo en bóxer como era mi costumbre, enseguida me tiré al sillón a ver un rato la tele, unos minutos después llegó Daniela con una camiseta amarilla de los Lakers, equipo ...
    ... al cual es aficionada y que no lograba de enfrente tapar su pantaleta rosa y como se le marcaba su rica frutita. 
    Llegó sonriente y se tumbó conmigo como era su costumbre muy pegada a mí, acomodando enseguida sus caderas con las mías. Mi hombría reacciono enseguida, se puso dura y erecta, presionando entre sus nalgas. Traté de pensar en otra cosa, concentrarme en el programa que estaba viendo, aunque por dentro mi subconsciente decía otra cosa. No sabía si Daniela no sentía nada o se hacia la que no sentía, porque comenzó alegremente a platicarme cosas de la escuela, de sus amigas y de cosas chistosas de sus compañeros.  Fue hasta después de un buen rato de estar platicando cuando se quedó callada empujo un poco más sus caderas contra las mías, chocando mi dura hombría entre sus nalgas. Tomándolo como un juego, la empuje con mis caderas y sentí como buena parte de mi trozo de carne se metía entre sus duras nalgas. Daniela sonrió y volvió a empujar un poco, solo que esta vez parando sus caderas, le conteste igual y ella ya no empujo, sino que las pegó contra mí y las talló de arriba abajo con suavidad. Mi mano derecha que estaba sobre su hombro, la baje y la posé sobre su cadera, la sujete con cariño y empuje mi hombría, una y otra vez. Respondiéndole como no lo había hecho.
    Daniela reía del nerviosismo por el nuevo juego que ahora libremente jugábamos.  En eso tomo su camiseta por el frente y se la jaló hacia arriba, dejando al descubierto su pantaleta. Por varios minutos ...
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