Diana, mi hijastra intensa. - Relatos Eróticos

Diana, mi hijastra intensa.

... que usaba debajo de la falda, se quitaba la camisolina blanca y se quedaba únicamente en una camiseta blanca tipo corpiño que resaltaba sus hermosos pezones y sus tetitas que ya empezaban a crecer. Así se paseaba por toda la casa, su mamá le decía que se pusiera algo de ropa y ella nada más rezongaba y le decía "ay mamá nadie me está viendo solamente están tú y él refiriéndose a mí". Eso me encantaba porque mientras la mamá se iba a la lavadora o salía a comprar algo en la tienda era el paraíso para mí, tenía una Lolita a mi disposición en mi casa para verla todo lo que quisiera y cuando se sentaba a ver televisión o se acostaba yo buscaba mi escondite para masturbarme salvajemente mientras veía ese precioso espectáculo, siempre hacía algo para que ella se diera cuenta que estaba siendo observada por mí.

A ella le gustaba meterse a bañar  por las tardes y ahí había una ventana que daba al patio en el que yo estaba construyendo un segundo piso, invariablemente siempre se mete a bañar a las 7:00 pm, Un día no aguanté más la curiosidad me subí por atrás a la obra en construcción y me acosté sobre lo que sería el segundo piso exactamente a esa altura quedaba la ventana del baño. La esperé 10 minutos antes de las 7:00 y puntualmente y entró al baño se fue quitando su ropa lentamente mientras se veía al espejo y vi cómo quedó en su calzoncito blanco y se veía las tetitas frente al espejo. Ahí pude ver que sus tetitas ya tenían el tamaño de una mandarina pequeña y sus pezones ...

... con sus aureolas rosadas, cuando se bajó el calzoncito primero estaba de espaldas alcancé a ver sus nalgas una cinturita y sus nalgas anchas, cuando se volteó y quedó de frente a mí ví que su pubis ya tenía unos cuantos de vellos. Estaba viendo el nacimiento de una pequeña diosa todo su cuerpo y la naturaleza decía que ya era toda una mujer.

Esa vez mientras veía como tallaba su cuerpo con el jabón, vi cómo se detenía un poco cuando rozaba sus pezones y otro poco cuando tallaba el jabón con su clítoris, confirmado mi dicho de que era una niña muy caliente, llegó un momento en que con su mano izquierda pellizcaba sus pezoncitos y con sus dedos índice y anular de su mano derecha restregaba su clítoris mientras se convulsionaba no resistí más y tuve dos orgasmos seguidos, simplemente delicioso el espectáculo.

A partir de ahí empecé a seguirla hasta su recámara y desde el patio por la ventana de su cuarto veía cuando se cambiaba muchas veces la vi alistarse cuando iba a salir con algunas amigas o alguna fiestecita cómo se ponía sus calzoncitos sus  blusitas apretaditas e indefectiblemente una minifalda, fueron cientos de veces las que me masturbe mientras veia aquel delicioso espectáculo.

Era un espectáculo diario y sumamente excitante, y yo era el prisionero de espectáculo tan sublime. Normalmente comenzaba con su regreso de la escuela a veces se acostaba en su cama a descansar en ocasiones se venía a mi cama junto a mí para ver la televisión cuando hacía eso su cabeza no ...