Don Nato - Relatos Eróticos

Don Nato

... para meterlo más pero ya no podía abrir más mi boca y su verga chocaba en mis dientes, sin dejarlo penetrar más, no me cabía más. A pesar de ello, él siguió haciendo esos movimientos suaves pero con mucho entusiasmo, pero sin lograr su intención.
Tras unos cuantos de esos movimientos, de pronto, con ambas manos me tomó de la nuca y me jaló hacia si, suave pero con firmeza, entró un poco más sólo para arrojar un fuerte chorro de su espeso y caliente líquido que llegó hasta muy adentro de mi garganta, instintivamente traté de sacarme aquella gigantesca cabeza, pero me aprisionó tanto que no me dio esa oportunidad y no me quedó más que ingerirlo con un gran trago y con cierta dificultad por la cantidad que era. Fue algo parecido a ingerir juntas, la yema y la clara de un huevo de gallina, pero más sabrosa, tanto por su sabor como por lo caliente. 
Apenas había terminado de tragar el primer chorro cuando sentí otro bombeo y que otro chorro, aún más abundante y fuerte, llegaba de nueva cuenta hasta el fondo de mi garganta y que, por las mismas circunstancias, lo ingerí todo de un solo trago. De ahí siguieron 2 o 3 bombeos y chorros que invadían toda mi boca de aquel espeso y caliente líquido que me lo fui tragando conforme me lo iba arrojando. No tuve oportunidad de contar los chorros que me arrojó, pero después del segundo, los demás se quedaban en mi lengua, por lo que fui disfrutando uno a uno de su sabor agridulce/salado nunca paladeado de ese espeso y caliente esperma. Era ...

... la primera vez que disfrutaba de ese manjar y ya no quería dejar que nada se desperdiciara. Al fin lo quiso sacar, pero lo sujeté con firmeza y le hice varias succiones muy provechosas, hasta que ya no salió más nada.
Haber hecho aquello por primera vez y a los 10 años de edad, me causó dos sentimientos: Por una parte, sentí el placer de algo nuevo, que por cierto fue tan placentero que lo recuerdo constantemente a detalle, lo vivo nuevamente y hasta me hace vibrar de emoción y por otra, tuve miedo de las consecuencias de haberlo hecho, me vi desorientado y con un gran sentimiento de culpa que me duró un buen tiempo, aun así, lo seguí haciendo con Nato y cada vez que lo hacíamos, lo disfrutábamos mucho. 
Durante más de 3 años se nos hizo como un vicio, me daba por la boca y yo le daba por arriba y por abajo. Al menos yo, no pensaba en otra cosa más que sentir de nuevo la enorme cabeza de aquella gigantesca verga, la sensación de tenerla dentro de mi boca fue una maravilla, nunca lo había sentido así. Además, mi crecimiento corporal, anímico y mental fue muy notable y, aunque preocupado, sentí que estaba bien alimentado. 
Al poco tiempo, mis sentimientos encontrados desaparecieron cuando me enteré que el esperma tiene una buena cantidad de nutrientes y substancias preventivas y curativas de varios padecimientos y asimilables tanto tomado como depositado en el recto. Desde entonces, ya lo hago sin ninguna preocupación y procuro que en cada sesión, el suministro sea por ambos ...