1. MADRE SOLO HAY UNA


    Fecha: 31/08/2019, Categorías: Incesto Tus Relatos Autor: Valac, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... hasta le gustó recibir aquella mirada, pareció decirme. 
    Ahora vas a ver lo puta que es tu madre. 
    Me comía la polla solo hasta la mitad, así que le cogí la cabeza y le empujé la verga por la garganta. Hizo un par de amagos de vomitar y volvió a mirarme con el maquillaje corrido. Se le habían saltado las lágrimas. 
    - ¿Cómo la tienes así de dura, nene?
    Le di un pequeño cachete en la cara y la llevé hasta mis huevos. Los chupó hasta hacerme daño y después se levantó, chorreando. La boca abierta y los ojos entrecerrados. Le arranqué el conjunto y sus tetas rebotaron en mi cara. Las chupé mientras la montaba encima de mi polla. Le coloqué el capullo en su rajita y empecé a meterla suavemente. Ella me besaba y gemía 
    Estuvimos unos 10 minutos así y luego me acerqué al oído para susurrarle:
    - Te voy a follar como a las perras.
    - No me la saques cariño.
    Se la saqué con un gesto, le di un tortazo en la cara y la puse de espaldas. La boca contra el cojín, para que lo mordiera mientras yo la reventaba. 
    Le abrí las nalgas, se las cerré. La abrí de piernas y le clavé ...
    ... las uñas en los glúteos mientras le daba pollazos con toda mi alma, hasta que clavé la vista en el ano. Pufff, un ano rosita, sin ningún pelo, que palpitaba. La cogí de los pelos y le dije:
    - Voy a darte por el culo.
    -No, por el culo no.
    - sí, por el culo sí.
    - No cariño que duele mucho. Follame el coño otro poquito.
    - ábrete el culo.
    - Que me cago, enserio...
    - Pues te cagas.
    Se abrió los cachetes, me llené la polla de babas, le metí un dedi, luego dos y al tercero se quejó. Cuando le metí el capullo le faltó llorar, y tuve que moderarme. 5 minutos bombeando muy despacio hasta que la metí entera. Después la saqué y le di un pollazo para que gritase. A partir de ahí la monté por el culo con la intención de reventarlo. Cuando no pude más me levanté, me la sacudió un par de veces y le llené la cara de un semen pestoso, lleno de grumos amarillentos. Me la siguió comiendo con mi esperma en su cara y se lo fui quitando con el dedo y dándoselo de comer hasta que no quedó nada. 
    Desde ese día no quiero salir de mi casa. En ella tengo todo lo que siempre he buscado.  
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