1. Los clientes de mi marido


    Fecha: 29/08/2021, Categorías: Sexo Interracial Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... botellas de champagne que puse a helar, y los tres nos sentamos a conversar en la sala un momento. Ambos me prestaban mucha atención cuando yo hablaba, y yo notaba que ellos disimuladamente aprovechaban para mirar mis piernas. Les pedí que me disculparan que los dejase solos, ya que iba a servir la cena.
    
    Desde la cocina podía escucharlos conversar en inglés y como yo no conozco mucho ese idioma, no entendía nada. La cena transcurrió, y en su conversación se notaba que habían viajado mucho, y mencionaron que era una pena que mi marido no estuviese presente, pero que ya habría oportunidad de reunirse con él.
    
    Cuando estábamos cenando, sentí que la pierna de uno de ellos rozó la mía, pero supuse que había sido en forma casual. Terminamos una de las botellas que ellos trajeron en la mesa y luego los invité a pasar nuevamente a la sala, mientras yo retiraba los platos de la mesa. Les pregunté si deseaban que abriese la segunda botella y ambos dijeron que sí. Me senté a acompañarlos y mientras yo bebía mi copa, ellos conversaban entre sí. Los miré con detenimiento y ambos tenían manos grandes y sus pies también lo eran. En ese momento recordé las bromas de mis amigas del trabajo, cuando me decían que los negros tenían vergas enormes.
    
    Uno de ellos estaba sentado frente a mí, con las piernas abiertas como se sientan los hombres, y yo empecé a divagar imaginando que me sentaba sobre él. Rápidamente alejé esos pensamientos de mi mente, que seguro eran producto de la falta ...
    ... de continuidad de sexo. Mis pensamientos hicieron que se me subieran los colores al rostro, que debido a mi piel blanca cuando me pongo colorada se me nota más, y uno de ellos me preguntó si el champagne me había afectado. Riéndome le dije que no y cambie de tema rápidamente, preguntándoles si les había gustado la ciudad.
    
    El que estaba sentado junto a mí, me dijo que ellos cada vez que llegaban a un país, no se iban contentos si es que no probaban la comida típica, el trago típico y la mujer típica. Su amigo se río de la ocurrencia y yo también sonreí y tragué saliva, ya que parece que estos negros querían comer algo más que la cena.
    
    El negro que tenía al frente me dijo que mi esposo era muy afortunado en tener una mujer tan bonita como yo, y el otro puso su mano en mi pierna derecha, añadiendo que estaba de acuerdo. La mano de este negro emanaba un calor que me hizo estremecer y no la apartaba, dejándola sobre mi pierna un buen rato. Uno de ellos mencionó que mi marido le había contado que yo sería muy hospitalaria con ellos, con el fin de concretar negocios muy pronto. No sabía que hacer en ese momento, ya que no quería echar por la borda los sueños de mi marido, pero por otro lado que haría si los negros se empezaban a propasar?.
    
    Dejé de que pasara lo que tenía que suceder. Ellos al ver que no mostraba rechazo, empezaron a insinuarse aún más. El que tenía al costado se pegó a mí y llenaba una y otra vez mi copa, logrando que el licor me desinhiba y en un momento ...
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