1. Los clientes de mi marido


    Fecha: 29/08/2021, Categorías: Sexo Interracial Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... poco el encaje de mis medias, así que debía sentarme con cuidado para que no se levantara mucho ese lado del vestido. Me coloqué unos zapatos negros y me miré al espejo para ver que tal estaba. Me miré por detrás y debido a que el vestido es de un material delgado, en el costado de mis nalgas se notaba muy pegado, pero ya no tenía mucho tiempo para escoger algo más, ya que de un momento a otro llegarían. Mientras me maquillaba y peinaba, pensaba que a mis 25 años no disfrutaba a plenitud de la vida, ya que casi nunca salía a ningún sitio aparte de mi trabajo, y ni que decir de la parte sexual. Apenas terminé de arreglarme, tocaron a la puerta y fui a atender un poco nerviosa. Esperaba que se llevaran una buena imagen de la atención que les iba a dar. Cuando abrí la puerta me llevé una impresión, ya que eran dos hombres de raza negra, pero su piel era de un negro color aceituna y ambos median como 1.90 de estatura. Estaban vestidos de manera casual con unas camisetas marca Lacoste.
    
    Los saludé y los invite a pasar. Uno de ellos me entregó dos botellas de champagne que puse a helar, y los tres nos sentamos a conversar en la sala un momento. Ambos me prestaban mucha atención cuando yo hablaba, y yo notaba que ellos disimuladamente aprovechaban para mirar mis piernas. Les pedí que me disculparan que los dejase solos, ya que iba a servir la cena. Desde la cocina podía escucharlos conversar en inglés y como yo no conozco mucho ese idioma, no entendía nada. La cena transcurrió, ...
    ... y en su conversación se notaba que habían viajado mucho, y mencionaron que era una pena que mi marido no estuviese presente, pero que ya habría oportunidad de reunirse con él.
    
    Cuando estábamos cenando, sentí que la pierna de uno de ellos rozó la mía, pero supuse que había sido en forma casual. Terminamos una de las botellas que ellos trajeron en la mesa y luego los invité a pasar nuevamente a la sala, mientras yo retiraba los platos de la mesa. Les pregunté si deseaban que abriese la segunda botella y ambos dijeron que sí. Me senté a acompañarlos y mientras yo bebía mi copa, ellos conversaban entre sí. Los miré con detenimiento y ambos tenían manos grandes y sus pies también lo eran. En ese momento recordé las bromas de mis amigas del trabajo, cuando me decían que los negros tenían vergas enormes.
    
    Uno de ellos estaba sentado frente a mí, con las piernas abiertas como se sientan los hombres, y yo empecé a divagar imaginando que me sentaba sobre él. Rápidamente alejé esos pensamientos de mi mente, que seguro eran producto de la falta de continuidad de sexo. Mis pensamientos hicieron que se me subieran los colores al rostro, que debido a mi piel blanca cuando me pongo colorada se me nota más, y uno de ellos me preguntó si el champagne me había afectado.
    
    Riéndome le dije que no y cambie de tema rápidamente, preguntándoles si les había gustado la ciudad. El que estaba sentado junto a mí, me dijo que ellos cada vez que llegaban a un país, no se iban contentos si es que no ...
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