1. El día que cambió mi vida II


    Fecha: 17/08/2021, Categorías: Dominación / BDSM Autor: perrita, Fuente: CuentoRelatos

    ... una mierda. Querían que no me tapará y que estuviese bien abierta.
    
    -Ponte a cuatro patas, perra, sobre la alfombra.
    
    -Y enséñanos el culo y coño de perra que tienes.
    
    Era la posición y la situación más humillante que había estado en toda mi vida. Y ahora sí, por fin, me ordenaron que me masturbará. Me force a mi misma a tocarme, primero suavemente, y al no conseguir nada, con ansiedad. Cada vez más y más deprisa, dejando que me dominará el placer para terminar corriéndome en un orgasmo salvaje. Ellos no querían que me detuviera y yo tampoco. Me corrí dos veces más, y y para llegar al tercero necesité meterme más y más dedos, hasta que al final me metí la mano entera dentro del coño y exploté.
    
    El número de mirones se había disparado. Me pidieron que me lamiera los dedos y que me metiese algo gordo en el coño. Discutieron durante un rato que era exactamente lo que querían que me metiese mientras me olía a mi misma. Me dio asco. No estaba muy segura de que había expulsado, pero por el olor podía deducir que me había orinado encima. Comencé a chuparme los dedos.
    
    En el chat apuntaron que lo mejor que podía hacer era meterme un dedo por culo para lamerlo después. Otro subió la apuesta y apuntó al tacón del zapato. Las apuestas sobre el objeto que me tenía que meter por el coño llegaron hasta un destornillador de mango ...
    ... bien gordo.
    
    -No tengo nada de eso aquí.
    
    -Pues sal a buscarlo, como antes, perra.
    
    -Y busca otro para metértelo por el culo.
    
    -No lo entendéis, no tengo herramientas en casa.
    
    -Pues cómpralas en un 24h
    
    -Ponte un abrigo y sal tal cual.
    
    Volví a salir de nuevo de mi habitación únicamente con el abrigo puesto. Me fije que eran las cinco de la mañana, así que llevaba al menos cinco horas haciendo el directo y todavía esto no se había terminado. Gracias a Dios no me crucé con nadie por la calle hasta que llegue a la tienda. Para desgracia mía, el tendero era uno de los mirones. Tras abrirme el abrigo y ordenarme que arrodillará, se corrió encima de mi cara y tetas, impidiendo por supuesto que me limpiará lo más mínimo. Pero todavía quedaba el remate final. Me enseño dos vibradores, uno de ellos con pinza para el clítoris y otro para el culo.
    
    -Eres una magnífica perra, tu amo va a quedar muy complacido.
    
    No me di ninguna prisa en regresar a casa. Esos malditos chismes hacían muy bien su trabajo y apenas podía caminar con ambas cosas a su máxima potencia. Tuve que detenerme a mitad de camino porque me estaba corriendo o meando o vete a saber... Por supuesto cuando llegue a casa ellos quisieron ver el final del espectáculo.
    
    Me metí los destornilladores que había comprado hasta que sólo se vieron las partes plateadas. 
«12»