1. Ana y el casero de la casa quinta


    Fecha: 12/11/2017, Categorías: Sexo en Grupo Sexo con Maduras Voyerismo Autor: Anitaslut44, Fuente: xHamster

    ... retomaba el bombeo, observé al Burro. Tenía un bulto groseramente enorme entre las piernas; me imaginé que él y también el Indio tal vez iban a disfrutar del cuerpo de mi esposa cuando el casero se cansara de ella. Lo peor de todo, era que yo no iba a poder impedirlo…Anita finalmente salió de la casa una hora más tarde. Venía con el cabello mojado y estaba vestida con una corta falda blanca y una remera casi transparente, que traslucía sus redondas tetas. No llevaba corpiño y me imaginé que con el castigo que había sufrido su vagina, tampoco traería tanga bajo la falda…Venía sonriendo, más que sonriendo, radiante, feliz. Me saludó con un beso…Le pregunté si no tenía nada para decirme… y entonces respondió sonriendo que ahora iría a cocinar algo para el almuerzo.El almuerzo fue una verdadera tortura para mí. Pedro había elegido sentarse a la cabecera, teniendo a Ana a su derecha, bien cerca, bien a mano. En algún momento me imaginé que le estaba metiendo una mano a mi esposa en la concha por debajo del mantel, ya que Anita comenzó a gemir suavemente…Corrió el vino junto con la comida. Yo tomé bastante y me aflojé.Después de los postres Pedro se me acercó, diciendo jocosamente:“Ahora cornudo, vas a llenar la pileta mientras nosotros la llenamos a tu mujercita…”Yo había tomado tanto vino que apenas me podía incorporar; la cabeza me daba mil vueltas: Miré a un costado y vi a Anita ligeramente inclinada con las manos apoyadas sobre la mesa. Detrás de ella el Indio le metía los ...
    ... dedos por debajo de la falda, haciéndola gemir de placer, mientras que por delante, el Burro le sobaba las tetas a través de la remera traslúcida…“No se te ocurra acercarte a espiar” Advirtió por último Pedro, mientras entre los tres arrastraban a mi esposa hacia la casa.Regresé tambaleante a la pileta, donde comencé a bombear mientras imaginaba cómo la estarían cogiendo a Anita esos tres hijos de puta.Un rato después comencé a oír claramente las voces que provenían de la habitación.“Más… más… más…” Jadeaba y gritaba Ana. “Cogeme así, dame… hijo de puta…”Parecía ser el turno del Indio, porque el Burro se quejaba por tener que ser el último. Naturalmente, con la tremenda verga que cargaba, me imaginé que Ana estaría temerosa de ser cogida por semejante semental.En un momento dejé todo y me acerqué a la ventana entreabierta a espiar el interior. Estaban ahí en la cama; Anita en cuatro patas, dándole una tremenda chupada de pija al Burro. Esa verga era realmente inconmensurable; si la cogía a Anita, seguramente iba a desgarrarla. Detrás de ella estaba el Indio, aferrándola firmemente por las caderas, mientras embestía violentamente la vagina de mi dulce esposa…Ella estaba con los ojos cerrados, jadeando y gritando como loca cada vez que el Burro le sacaba su anaconda de la boca y le permitía recuperar el aire.El Indio la tenía bien afirmada de atrás, clavándole los dedos en las nalgas y la verga bien hundida hasta el fondo. La sacaba y la volvía a meter a ritmo lento pero continuo. ...
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