1. SECUESTRADA (1)


    Fecha: 25/07/2021, Categorías: Dominación / BDSM Autor: noespabilo, Fuente: SexoSinTabues

    ... Comentaron algo de limpieza de colon… Cuando terminaron la sesión de limpieza me llevaron de nuevo a la sala donde estaba la cama. Soltaron el candadito del collarín y no me ataron. Salieron dejándome sola y desnuda. Me quité la capucha y pude ver una mesita con comida y bebida, agua y un vaso de vino. Me pareció que la experiencia de Javi estaba pasándose de la raya. Pero la verdad es que, aparte de algún vergajazo que dolía, llegue varias veces al orgasmo. De todas formas aquello duraba demasiado, debía volver a casa, con mi familia. Al intentar sentarme me dolió el ano. Tuve que hacerlo de lado. Me estaba enfriando. Me dolían los pezones, el coño, el culo, la mandíbula casi desencajada. Tenía hambre, comí y bebí con avidez. Después recorrí la estancia buscando una posible salida, pero no la encontré. Aquello parecía un recinto con una sola puerta, sin ventanas, las paredes estaban cubiertas con telas, pero las paredes eran de hormigón en bruto, sin pintar. La puerta era metálica y la cerradura estaba fuera. Me sorprendió la entrada del que parecía el mismo que me ató antes de la sesión. De nuevo con pasamontañas, ahora que estaba yo de pie, pude comprobar que era de elevada estatura, mediría uno noventa al menos y de complexión fuerte. Me indicó la cama y sin palabras me obligó a tenderme como al principio. Volvió a atarme en cruz y me puso capucha. Poco después lo sentí a mi lado, ...
    ... acariciándome el vientre, los pechos. Sus manos eran ásperas fuertes, pero más fuerte era su miembro. Se colocó sobre mi cuerpo, sin aplastarme y me penetró… A pesar del dolor de mis labios vulvares inflamados, sentía aquella polla entrar en mi cuerpo, poco a poco hasta llegar al fondo de mi cavidad y aun quedaba fuera, pero no la forzó, le dije que me dolía y aflojó. Se movía con delicadeza, besaba mis labios y yo sentía la necesidad de abrazarlo con mis piernas y brazos, pero no podía. El clímax llego por oleadas dulcemente. Mi coño ordeñaba aquella maravilla de la naturaleza hasta que sentí la descarga en el fondo de la matriz. Creo que me desmayé. Cuando recuperé el sentido estaba sola. Me había desatado. Me acurruque y me dormí. Desperté cuando unas manos me zarandearon, me levantaron y, sin quitarme la venda de los ojos, me condujeron de nuevo a la sala de baño. Esta vez algo diferente, me colocaron en una postura que les facilitó la introducción de algo en mi culo, una cánula. Una lavativa. Entraba el líquido y lo retenía unos minutos, después lo expulsaba. Las mujeres se reían. Yo no las veía, pero ellas me palpaban todo el cuerpo. Pellizcaban las tetas y metían sus dedos en mi coño, como en un juego. Cuando se cansaron de jugar y de meterme la ayuda, porque pensaban que ya estaba limpia por dentro, terminaron de lavarme. Me preparaban para una nueva sesión de sexo salvaje. Continuará. 
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