1. El inquilino 2, continuacion


    Fecha: 04/07/2021, Categorías: Infidelidad Autor: mirutalo, Fuente: SexoSinTabues

    ... tu marido y a ti- buscó mis propias palabras en su exposición. -Sí, eso dije- me corroboré en mis palabras. -Lo ves…- dijo en un tono quisquilloso. -Pues no, no te sigo. ¿A dónde quieres ir a parar?- quise saber. -Vamos Sandra reconócelo. Tú también has buscado provocarme durante todo este tiempo. No me negarás a estas alturas que ciertos paseítos en ropa interior estaban de más- sus palabras me dejaron de piedra, pero lo cierto es que evidenció con su descripción lo sucedido durante su estancia como inquilino. Pese a describir la realidad no podía darle la razón. -Oye, ¿qué quieres decir con eso?. ¿Qué estás insinuando?- me hice la ofendida por sus palabras. -Solo quiero decir que me encanta que me provoques. Por mí hazlo siempre que quieras- concluyó sin más. Yo lo miré cariacontecida sin entender lo que quería decirme. -Caray Sandra, pues que lo del otro día fue magnífico. No sé cómo decirlo, pero hacía tiempo que no tenía ningún tipo de caricia con una mujer. Vamos que me lavo yo solo la ropa y que estaba cansado de tener que lavármela yo solito- utilizó una metáfora que en esos momentos no era capaz de captar. -Sabes que no me importa, incluso plancharte- respondí inocentemente. -No sé, si me has entendido bien. Lo que quería decirte es que nadie me había hecho una paja desde hace lo menos veinte años. Y que me gustaría…. no sé…, si tú quieres,…. yo…esto…- no se atrevía a continuar. Le fallaba la voz. Era un manojo de nervios sin control. -¿Qué estás insinuando?- le ...
    ... pregunté indignada por lo que entendía me estaba proponiendo. -No, no, de verdad. No. Siento haberte ofendido. Te pido disculpas. Lo siento. Veo que no lo entiendes. Tienes razón. Olvidémonos. ¿Ok?- rectificó avergonzado. -Pues eso- concluí seria a sus palabras. Después de esta conversación la cosa estuvo tensa un par de días. Apenas nos dirigíamos la palabra, nos esquivábamos. Miguel se encerró en su cuarto el mayor tiempo posible y apenas nos mirábamos, si intercambiamos alguna palabra fueron monosílabos y poco más. Digamos que pasamos unos días a cara de perro. Por suerte mi marido no se enteraba de nada. Era una época de gran trabajo y andaba con sus propias preocupaciones. Yo, por supuesto no le dije nada de lo que había sucedido entre Miguel y yo, y por suerte Miguel también permaneció discreto. A los pocos día mi marido tuvo que salir de viaje de nuevo, esa noche Miguel apareció por el salón y se sentó a ver la tele un rato conmigo. -Yo…, esto…, Sandra, he pensado que lo mejor sería que me buscase una pensión. Para no causaros perjuicio económico me esperaré hasta que encontréis a otro inquilino para irme. Así no perderéis el dinero que tanto bien os hace- argumentó con un hilo de voz en su garganta notoriamente apenado rompiendo el silencio reinante en el salón hasta el momento. -No oye Miguel, no quiero que te vayas. Lo siento mucho yo también que hayamos llegado a esta situación. Lo siento de verdad. Quiero que todo vuelva a ser como antes. Al menos contigo se puede ...
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