1. La vida de Marta (Parte 1 de 3)


    Fecha: 09/06/2021, Categorías: Confesiones Autor: dulces.placeres, Fuente: CuentoRelatos

    ... lentes de sol oscuros que impedían ver sus ojos, su apariencia me dio mala espina, y más al notar la reacción de mi novia, Marta se puso tensa y su rostro se volvió pálido, como si hubiera visto al mismo demonio, él dijo luego de darle un beso en la mejilla.
    
    —Cómo estás? tiempo de no verte… y él es? no me lo presentas?
    
    Le dijo refiriéndose a mí, ella contestó balbuceando:
    
    —Sí, él es Brian, mi… mi novio…, amor, él es…
    
    Marta se ahogó en sus palabras, como no pudiendo hablar, como quedándose muda, el tipo salió al cruce y con una falsa sonrisa y me dijo:
    
    —Soy Carlos, amigo de toda la vida de Ignacio, su hermano…
    
    Estreché con pocas ganas su mano ante la evidente falsedad del tipo y el nerviosismo inocultable de Marta, el siguió hablando…
    
    —Marta, por favor, le dices a tu hermano que no se olvide de lo nuestro, tu sabes cómo son estas cosas, no quiero presionarlo, pero él sabe lo que le conviene, y se le termina el tiempo.
    
    Supe leer entre líneas, el mensaje era para ella, no era para su hermano, Marta solo bajó la vista y el con su voz estridente terminó:
    
    —Chicos, los dejo, no les quito más el tiempo, Brian, un gusto, cuida mucho el bomboncito que te estás comiendo…
    
    Apenas hice una mueca con mis labios, de muy mala gana y el tipo como vino se fue, Marta parecía aturdida con toda la situación, su frente estaba poblada de gotas de transpiración y sus manos sudadas hasta el límite, era todo demasiado raro, por lo que pregunté:
    
    —Y bien, quien es este ...
    ... tipo?
    
    —Ya te dijo… amigo de mi hermano…
    
    —No, dale… dime quién diablos es
    
    —De veras, no te preocupes…
    
    Sus palabras quebradas notaban falsedad, por lo que empecé a enojarme con ella, no iba a juzgarla, pero no permitiría que me mintiese, o que me ocultara cosas, por lo que la conversación y los rodeos que ella daba se tornaron más molestos, una y otra vez choqué con sus negativas a hablar y me sentí como un tonto cornudo, porque eso es lo que imaginaba en toda la situación.
    
    Volvimos a su casa, me quedé a cenar en una tensa calma, como esa calma que antecede a la tormenta, Marta estaba sumamente incómoda, podría haberle preguntado a su hermano quien estaba a mi lado ajeno a todo, pero no quería escucharlo de él, solo podría confiar en ella si ella me lo contaba, fuera lo que fuera…
    
    Era cerca de la medianoche cuando nos despedimos y todo rodó cuesta abajo, evidentemente ella no largaría nada y yo estallé, tuvimos frente a la puerta de su casa una escena de telenovela, le grité, le dije que ya no quería volver a verla, demasiadas cosas horribles, Marta estalló en llantos y me suplicó que no la dejara, que no podría vivir sin mí, trató de aferrarme a la fuerza, la arrastré en mi retirada, trastabilló, se cayó de rodillas sobre la acera, entre los manotazos de su caída sin querer arranque un collarcito que yo mismo le había regalado, las perlas de fantasía rodaron una tras otra, me suplicó hasta que ya no tuvo fuerzas, la dejé llorando como una niña, con una de sus ...