1. Con Miguel y Anabel (II)


    Fecha: 04/06/2021, Categorías: Incesto Autor: Euge, Fuente: CuentoRelatos

    ... atravesando esa mata de pelos. Es algo imperdible y con Anabel no se imaginan o mejor sí, ya que todos los que pueden apreciar sus fotos en la red se darán cuenta que no miento para nada. Ese tajo que tiene bajo la pelambre es espectacular.
    
    Piru al verme la erección se sonrió y con la chispa que la caracteriza me preguntó si pensaba cogerme a esa mujer que ya me estaba preparando.
    
    Anabel es muy amable y me acariciaba la verga como si fuera la de Miguel, aunque ya conté que tenemos pequeñas diferencias (¿pequeñas?).
    
    Se arrodilló y me la acarició con las dos manos. Mientras lo hacía una sonrisa se le dibujaba en la boca y pronto se la introdujo y comenzó a chuparla.
    
    Yo trataba de aguantarme porque no quería acabar tan rápidamente pero veía como temblaba su cuerpo y dejaba de chupármela y respiraba agitadamente como si tuviera orgasmos que me estaba excitando cada vez más.
    
    Mientras tanto Miguel se estaba ocupando nuevamente de Piru.
    
    Traté de sacarla a Anabel de la fellatio ya que me moría de ganas de metérsela entre las piernas y acariciarle ese poderoso culo, pero ella estaba como pegada.
    
    Forcé la situación y por fin ella salió.
    
    Me acosté en el piso y ella sin más saltó sobre mí, apoyó su concha en mi vientre y se deslizó frotándose con fuerza hacia mi verga. Se la enterró con fuerza y comenzó a zarandearse.
    
    Se movía como una bailarina árabe sentada sobre mi pija, ondulando sus caders con los brazos en alto y su cabeza hacia atrás.
    
    La vista la ...
    ... tenía como perdida. Eso me calentaba más,
    
    Después de cogerme por un buen rato se levantó y se puso en cuatro.
    
    ¡Se imaginan el panorama!
    
    Tenía la concha toda peluda, dos labios gruesos y carnosos (como si se hubiera puesto colágeno) y la vulva que salía como un coliflor. Arriba un orificio anal pequeño y rosado, protegido por dos glúteos duros y delineados.
    
    Me puse de rodillas y la acomodé en su ano. Sabía que Miguel ya había trabajado esa parte, así que no me tomé el trabajo de estirarlo.
    
    Con un impulso le metí la cabeza, pero su culo aun estaba algo estrecho y me detuve. Ella entonces dio vuelta su cabeza y me pidió que continuara.
    
    Miré a mi alrededor y ví a Piru ensartada por la verga de Miguel, gimiendo como una leona, sudando calentura, y mi verga se endureció aun más.
    
    Arremetí contra ella sin miramientos, entró mi cabeza y con varias bombeadas todo mi miembro en ese trasero hermoso.
    
    La tomé de la cintura y me moví profusamente, sentía que mis huevos se revolvían de placer, su espalda arqueada y sus pechos bamboleantes me subían el calor.
    
    Estaba apabullado, quería durar todo el día dentro de ella. Es que soy de un solo polvo, pero sé contener.
    
    Cada vez que ella tenía un orgasmo apretaba los cantos y presionaba mi verga entre ellos.
    
    En esa contracción, a sus glúteos se les formaba un pocito encantador. Me costaba, frente a esa circunstancia, retener el orgasmo y encima Anabel aceleraba el ritmo.
    
    Su excitación era creciente, traté de seguir ...