1. SOY PUTA (VIII): Mi primer trabajo


    Fecha: 30/05/2021, Categorías: Confesiones Autor: ekaitza, Fuente: RelatosEróticos

    ... dijo que ahora quería a comprobar mi resistencia a las pollas grandes. Les dijo a los seguratas que me metieran en el cuartillo y me "evaluaran", así que me cogieron de un hombro y me llevaron a la puerta que había en el despacho. Dentro estaba el cuartillo, con una cama, un par de sillas y un armario. Me dijeron que me pusiera en la cama y se desnudaron. Estaba ansiosa por ver con qué pollas iban a comprobar mi aguante, pero cuando vi con lo que me iban a taladrar me dio hasta pánico: aún estaban flácidas pero tenían toda la pinta de que iban a ser inconmensurables.
    
    "Bueno putita, al tajo se ha dicho! -dijo uno de ellos, el moreno (el otro era castaño claro)- que no te vas a sentar en dos meses". Me asomé a gatas al borde de la cama para comerme aquellas pedazo de vergas, que por momentos iban ganando en tamaño y dureza, brillando con la humedad de mi saliva. Cuando ya estaban bien firmes y monstruosamente grandes, empecé a tener un poco de miedo, pues sabía que me iban a hacer daño. Me tumbaron boca arriba y mientras uno se puso entre mis piernas a lamerme el coño, el otro se puso a mi derecha para que se la siguiese chupando. Me encantó la manera que tenía el matón castaño de juguetear con su lengua y sus dedos entre mis piernas, yo me estaba poniendo a mil.
    
    Cuando yo ya estaba en estado de trance por el placer, noté cómo había dejado de usar su lengua para empezar a abrirse paso con la punta de su polla entre mis labios vaginales. Me estaba doliendo menos de lo ...
    ... esperado, y mi vagina se estaba adaptando bien, aunque aquello cambió a medida que iba entrando toda su polla dentro de mi. Sentía cada micra que se introducía en una mezcla de dolor y placer irresistible, pero seguía aguantando. Lo que ya pudo conmigo fue cuando, una vez me la había metido casi toda, empezó a embestir con cada vez más fuerza. "Oh Dios, oh Dios, oh Dios!", sólo acertaba a decir yo: tenía la sensación de que me estaba destrozando el útero a golpes. Me era imposible chupársela al moreno entre las embestidas que me metía el castaño y los alaridos que pegaba yo, pero el moreno me dijo "Putita, yo que tú no dejaría de chupar, deberías seguir lubricando porque te voy a romper por detrás!". Yo seguía intentando chupársela como podía, y de pronto el castaño salió de mí y se puso a la altura de mis tetas. Se pajeó hasta que se me corrió en el pecho. Mientras se levantaba para vestirse, el moreno me hizo ponerme en cuatro, con el culo en el borde de la cama para empalarme él de pie desde fuera de ella. Éste tenía la polla algo más grande que el castaño, y eso se notaba: me dolía bastante, y eso que empezó despacio. Yo pensaba que en cuanto subiera el ritmo iba a sufrir muchísimo, pero de momento podía soportarlo pues el dolor era compensado con esa sensación de constante escalofrío tan placentero del sexo anal. Fue subiendo el ritmo y la fuerza de las embestidas y a su vez también aumentaban el dolor y el frío placer interno que hacía convulsionar mi cuerpo, que ya estaba ...