1. Patas arriba (XVI)


    Fecha: 08/05/2021, Categorías: Confesiones Autor: Anderson, Fuente: CuentoRelatos

    Un nuevo capítulo... sin más por el momento, os dejo una aventura más de los chicos:
    
    Patas Arriba XVI
    
    Edu
    
    Después de pensarlo un poco, y de un par de mentiras para mis padres, decidí ver al tío de Cami, igual no confío en el psicólogo amigo de papá, siempre ha dicho que no debo tener amigos porque querrán aprovecharse del dinero de mis padres (cosa que él hace con todo el descaro del mundo) y que el que tenga acceso a internet sólo sirve para que me estafen y me involucre en ritos satánicos porque tiene la teoría que el internet es malo y sólo sirve para cosas malas. Resumen: ese hombre tan cavernario sólo sirve para la gente que quiere vivir en la ignorancia y el pasado. Al final de cuentas pude darme a la fuga y Ricardo fue a por mí para llevarme al consultorio de Javi.
    
    - Hola, Ricardo, ¿cómo estás? -Javi saludó con un cálido abrazo a Ricardo y luego se dirigió a mí-: tú debes ser Edu, ¿no? -me tendió la mano, que no dudé en estrechar-, mi sobrino Cami me comentó que querrías hablar conmigo, ven, bebamos un refresco en mi despacho... Ricardo, no sé cuánto tardaremos, puedes hablar con Cris o llamar a Iván, igual en un rato llegan Lucas y Didier, para que no pases sin hacer nada. Edu, ven, pasa.
    
    Pasé a su despacho y era muy acogedor, no era solo un frío escritorio con dos sillas, tenía una zona con varias butacas entorno a una mesilla que parecía más un rincón para hablar con los colegas que otra cosa, eso demuestra lo que me habían comentado los chicos de ...
    ... que Javi no es un psicólogo normal, sino que él va más allá de una consulta para hablar realmente como amigos, eso me hizo sentir mucho más cómodo, porque el psicólogo amigo de mi padre tiene una verdadera sala de interrogatorio que envidiarían muchos gobiernos.
    
    - Bien, Edu, ¿qué quieres contarme?
    
    - Javi, hay muchas cosas que debería dejar salir, pero no es fácil, hay muchos rencores, más que dolores, y no creo que logre darte una perspectiva neutral de todo -le dije sinceramente.
    
    - No necesito una perspectiva neutral, sólo necesitotu -recalcó la palabra- perspectiva, quiero ver las cosas tal como las ves tú, sino, ¿cómo sabría lo que te duele? Anda, bebe y sé libre para hablar.
    
    Mientras hablaba me sirvió un refresco que, con el calor que hace hoy, me supo a gloria. Debo aceptar que fue un buen estimulante y se soltó mi lengua, empecé a hablar de todo lo que me fastidia, que a mis padres los veo con suerte media hora a la semana; del psicólogo al que contrataron para tenerme “a raya” según ellos; de la opresión a la que me someten con lo de tener siempre a alguien que se responsabilice de todo lo que me pueda suceder cuando salgo de casa, fruto de lo para mí es una gilipollez, que con 18 años ya soy capaz de saber con quién salgo y puedo hacerme responsable de cuidarme, a tal punto que la policía determinó cuando el ataque que, aunque tuve ayuda, bien pude defenderme de haber sido necesario, aunque fueran dos a uno. También le conté del ataque y del miedo que siento ...
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