1. Quería jugar pero él no me dejó


    Fecha: 07/05/2021, Categorías: Sexo con Maduras Autor: AzucenaSensual, Fuente: CuentoRelatos

    ... muy grande y enseguida aumenta el ritmo de sus movimientos, lo cual me excita aún más.
    
    Cada vez que me corro mi sexo se inunda de mi jugo de placer, y su pene se desliza más fácilmente. Entra y sale con mucha facilidad, y mientras a mí ese movimiento me provoca cada vez más placer, más y cada vez más intensos orgasmos, también me dilato más y él siente menos en su pene.
    
    Con sus dedos al lado de mis labios exteriores, y la palma de su mano estirando a los lados, con mi sexo muy abierto, decide apretar, penetrarme muy profundamente.
    
    Y eso provoca un orgasmo muy intenso, muy fuerte. Es muy difícil de describir la sensación que me provoca ese movimiento. El orgasmo viene de dentro, de muy dentro, y estalla, pero como no se mueve y me siento llena, no acaba de explotar.
    
    Me quedo en el clímax, sin poder llegar a correrme del todo, sintiendo un placer extremo, sintiendo que no puedo respirar, e instintivamente llevo la mano a mi clítoris y me acaricio intensamente, apretando, como una loca, logrando hacer estallar mi orgasmo, recuperando la respiración en medio de jadeos de placer.
    
    Pero ese orgasmo sólo fue mío, porque él continuó sin correrse. Pero se fijó en un detalle, que cada vez que me corro, mi esfínter anal se dilata por el placer.
    
    Así que lo mojó un poco con saliva y lo empezó a lubricar así. El jugo de mi placer que rezumaba de mi sexo también sirvió para esa lubricación. Empecé a sentir la caricia de su dedo despacio, alrededor de mi esfínter, ...
    ... apretando un poco.
    
    Que me acaricien en mi ano cuando estoy en esa postura y tan excitada me resulta muy placentero. Enseguida sentí que su dedo me penetraba por detrás y empezaba a acariciar su pene desde dentro.
    
    Dejaba el dedo quieto mientras se movía con su pene dentro y fuera y el placer era indescriptible. Salía del todo y volvía a entrar y cuando entraba sentía como su dedo acariciaba su glande a través del más que muy sensible pedacito de carne que separaba mi ano de mi vagina, y el placer que me proporcionaba era muy intenso.
    
    Esa caricia me relajaba, pero no me provocaría un orgasmo. Sentía que podría estar en esa posición horas y me dejé hacer.
    
    Sacó su pene de mi vagina. Mis jugos mojaban mus muslos, empapados por el placer de mis orgasmos, y humedeció un poco sus dedos para acabar de lubricar mi ano. Apoyó su pene durísimo sobre él y empujó suavemente.
    
    Sentí un poco de presión, pero relajada como estaba mi esfínter cedió fácilmente a la presión y su pene entró en mi ano despacio pero inexorablemente. Pensé que nunca llegaría al fondo pero al final lo consiguió. Lo hizo despacio, con su pene muy lubricado de mis jugos, hasta llegar a introducirlo del todo.
    
    Lo sentí tan dentro de mí, sentí que me llegaba a partes de mi vagina a las que jamás llegaría desde otro lado, y me sentí llena.
    
    Empecé a acariciarme con la mano. Estaba empapada y mis dedos entraban sin dificultad en mi sexo, e incluso podía sentir con su tacto el movimiento de su pene dentro de mi ...