1. En la playa con papá: cap 1


    Fecha: 02/05/2021, Categorías: Masturbación Autor: Crystal69, Fuente: SexoSinTabues

    ... le metía el pene en el culo. Me sorprendí con los ojos como platos. Toda la verga se adentraba en el recto de mi amiga, cuya espalda arqueada sudaba. Su cabello negro y ondulado se agitaba rítmicamente. Además su culo hacía un delicioso sonido de zas, zas cada vez que los mulos del ruso la embestían. —¡Sí! ¡Más hondo! ¡Más hondo! Ya no me daba asco. Al contrario. Me excité. Volví a acomodarme como estaba. Los quejidos de Joan resonaban entre mis orejas, y entonces sentí cosquillas en la vagina. Sin poder contenerme, esas deliciosas sensaciones corporales comenzaron a humedecer mis labios. ¿Estaban húmedos de verdad? ¿Me estaba excitando escuchar cómo le rompían el ojete a mi amiga? Tuve que comprobarlo. Lentamente metí la mano por debajo de mis shortcitos. Sí… estaba mojada. ¡Mi vulva chorreaba! La palpé un segundo, extrañada ante las nuevas sensaciones. No me masturbaba seguido, sino rara vez y sólo en ocasiones muy especiales… pero ahora, al notar cómo mis dedos se resbalaban por la natural fluidez de mis jugos… no pude evitar introducir uno de mis deditos por mi abertura. Mi interior estaba caliente y viscoso. Mi propio coño se estaba comiendo mis dedos, y Dios… me encantaba sentir esa presión en las paredes de mi vaginita rosada. Sin poder conterme, me corrí deliciosamente al imaginar que a mí me la estaban metiendo por detrás, que me llenaban el culo con rico, rico semen caliente y luego me daban una rica polla rusa para mamar y calmarme hasta dormir. —¡Ah…! ¡Córrete ...
    ... dentro de mí! —Cómo tu digas, cariño mío. Presioné mi clítoris. Oí el gemido de Nicolás mientras lanzaba chorros de semen dentro del culo de Joan. Esta jadeaba complacida. Imaginé qué se sentiría tener semen corriendo por las entrañas. Esa deliciosa lechita caliente. Me excité todavía más y me masturbé con más fuerza, mordiéndome los labios para no llamar su atención. Saqué mis dedos y chupé mis propios juguitos salados. ¡Qué ricos! —Ay… qué rico, mi amor. Qué rico. Toda tu verga me entró por completa. Mira cómo me has dejado el ano. —Sí… debería tomar unas fotos. —¡Jaja! Sí, claro. Es una lástima que esa monja de Daniela no se haya quedado. A mí no me molestaría compartir tu verga con ella. —Tú amiga es muy santa ¿verdad? —Sí. Sólo dile algo de sexo anal y se persignará. Es muy mojigata… pero la quiero así. —Pues dile que cuando quiera, tengo dos huevos llenos para las dos. — ¡Jajaja! Sí, lo tendré en cuenta. —Me tengo que ir, mi amor. Tengo que salir de inmediato a una cita. —Claro, claro. Vete ¡jejé! Me quedé tiesa mientras el ruso se vestía y se iba. Cuando cerró la puerta, mi amiga Joan suspiró y se relajó en la cama. Al poco rato de silencio, me asomé y la vi durmiendo desnuda sin taparse con las sábanas. Sus tetas grandes de pezones rosados lucían espectaculares, y vi rastros de una corrida. Sus piernas estaban levemente abiertas y tenía la mano cerca de la vagina depilada como la de una cría. Noté los labios apretaditos, deliciosos. Me imaginé qué sería tenerlos en la ...
«1...3456»