1. En la playa con papá: cap 1


    Fecha: 02/05/2021, Categorías: Masturbación Autor: Crystal69, Fuente: SexoSinTabues

    Hola! este relato es incestuoso, pero en este capítulo no hay nada de eso todavía, por lo que lo pongo aquí mientras tanto porque es la mejor categoría jeje. espero la disfruten. No recuerdo cuándo fue la última vez que había sacado siete en un examen de cálculo. La verdad es que me molestaba mucho saberme una más del montón de mis compañeros de clase, cuyos mejores promedios oscilaban entre el siete y el ocho. Pero yo… oh, yo era un caso diferente. Yo era una genio, una matadita si se puede decir, una chica que se la pasaba horas y horas estudiando en el dormitorio sólo para tener la mejor de las notas, y hoy, de la nada, todo gracias a mi estúpida compañera de cuarto y a sus fiestecitas con sus amigos, había sacado una pésima nota en mi prueba final. ¡Había arruinado todo mi historial académico! Y eso me tenía furiosa. —¡Joan! — grité al entrar al dormitorio —¡Cabrona, por tu culpa! Pero Joan no me haría caso. Estaba en la litera de abajo, desnuda, con su flamante culo perfecto comiéndose la polla de su novio. Ni siquiera se molestó en detenerse. Se giró, todavía enculada, y me miró con fastidio. —¿Puedes tocar antes de entrar? —Yo… —me sonrojé. Joan solía coger cuando yo no estaba porque sabía que me molestaba oírla gemir —. ¿Quieres calmarte? ¿Quién está allí debajo? —Soy yo —dijo Carlos, saludándome como un patán con su sonrisa de felicidad. —Bu-bueno, pues este también es mi cuarto. Váyanse. —Ah… vamos, Daniela. Al menos déjame depositar algo dentro de tu amiga. —Ay, me ...
    ... dan asco —dije y salí un momento. No tuve que esperar mucho. Diez minutos después, salió Carlos con una feliz risa y me dio un beso en la mejilla. Abrochándose la camisa, se fue y yo regresé al cuarto. Mi amiga Joan estaba poniéndose un camisón para cubrirse el desnudo cuerpo. Yo dejé mi mochila sobre mi escritorio y vi que el suyo estaba hecho un desastre mientras que el mío era toda una oda al orden. Éramos tan diferentes la una a la otra, y sin embargo nuestra amistad era fuerte. —Ay, Daniela. ¡Fue riquísimo! Cada vez está mejorando —sacó de su cajón una libretita y tachó el nombre de Carlos, de una larga lista de hombres. Luego le colocó una puntuación de ocho, que era la nota que ella le daba a todos los chicos con los que follaba. —¿Un ocho? —arqueé la ceja —. Esa verga se te enterraba en todo el culo. —Sí… pero se sacó un ocho porque a él sólo le gusta hacerlo así. No hay variedad. Me cogió de perrito y de misionero además de lo que ya viste. —Bueno, y ¿que esperabas? Puso los ojos en blanco y miró mi bote de basura. Gritó, ofendida. —¡Daniela! ¿Por qué tiraste el libro de kamasutra que te di? —Por qué no lo necesito —le dije, sacando mis libros para guardarlos —. Además lo mismo hice con las bolitas chinas que me regalaste. No las he sacado el empaque y están bien guardaditas. —Era para que te las metieras por el culo… —Sí, pero no tengo interés en taladrarme yo misma. —Pff, no te volveré a dar nada. Ay, mujer, si no tienes vida sexual, al menos puedes jugar contigo. ...
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