1. Tetas para botanear


    Fecha: 11/04/2021, Categorías: Hetero Autor: Pepillo, Fuente: CuentoRelatos

    ... las piernas. Me alegró mucho saber que estaba completamente depilada, como me gusta. Empecé a masajearla poco a poco por encima mientras ella agarraba mi pene y lo jalaba lentamente. Fui besando sus mejillas hasta llegar a su oído. “Cómetelo”, le ordené. Se acomodó de frente a mí con el cuerpo extendido hacia el sofá, agarró mi miembro y le dio pequeños besos desde la base hasta la punta. Me chupé un dedo notando un ligero sabor a su sexo, extendí mi mano y la penetré, haciendo al instante un gesto de placer y metiendo mi miembro en su boca completamente, lo jalaba a la par de mi dedo entrando y saliendo de su sexo. Jugueteaba con su lengua haciendo pequeños círculos mientras yo metía otro dedo sintiendo su humedad. “Más duro” dijo ella mientras frotaba su clítoris en círculos provocándole gemidos. Se metió mi miembro de nuevo en la boca, lo succionó y lo frotó en la cara. “Ya métemelo, quiero sentirte” me dijo al levantarse y se recostó en el sofá abriendo las piernas para dejarme ver su mojada vagina. No pude resistirme a probarla, metí la cabeza entre sus piernas y saboreé su humedad metiendo mi lengua, lo que le provocó un leve gemido.
    
    Me levanté y de un movimiento la penetré. Mi miembro entró sin esfuerzo debido a lo mojada que estaba. La tomé por la cintura y comencé el vaivén con movimientos lentos, quería sentir su cálido interior mojándome el miembro. Cada vez que lo metía ella cerraba los ojos. De pronto, la embestí haciendo que gimiera y seguí penetrándola más ...
    ... rápido. “¡Así, no pares!”, gritó entre sus gemidos y el sonido de mi cuerpo golpeando el suyo. Sus senos rebotaban con cada embestida, los tomé en mis manos y los apreté, de nuevo embistiéndola más fuerte. En su éxtasis sólo podía apretar mis manos contra sus tetas y rasgar el sofá. Sentía sus fluidos mojar mi miembro al salir de su sexo. “¡Más duro!” me ordenó mirándome a los ojos sin dejar de apretar mis manos contra sus senos, a lo que respondí con embestidas más fuertes y profundas. De pronto, se arqueó, presionando más mis manos y soltó un fuerte gemido. Su cuerpo sudoroso temblaba por el orgasmo que acababa de tener, sus fluidos mojaban mi pene.
    
    La levanté, me acomodé en el sofá y de espaldas a mí, tomándola por su delicioso culo, la senté en mi miembro. “Vas, dale”, le dije apretando sus nalgas. Comenzó a moverse lentamente mientras yo con las manos en su culo le ponía el ritmo. Escuchaba su respiración un poco agitada cada vez que mi miembro estaba dentro suyo. “¿Así te gusta?” dijo mirándome por encima de su hombro, dobló su cuerpo hacia adelante parando su culo y dejando al descubierto cómo se metía mi pene. “¿O mejor así?”. Lo apreté y le di una nalgada. Sin soltarle las nalgas, comencé a moverla de arriba a abajo, primero despacio y después más rápido haciendo que pegaran contra mi cuerpo. “¡Así, no pares!”, me decía entre gemidos y apretando más mis manos contra sus nalgas y a ratos se detenía para mover solamente la cadera y su culo. Se recargo en mi cuerpo ...