1. El amo de Silvia (Parte 2): Juguetes


    Fecha: 28/06/2017, Categorías: Sexo con Maduras Autor: dulces.placeres, Fuente: CuentoRelatos

    ... videos? acaso mi secretaria podía ser tan sumisa y puta al mismo tiempo? O solo jugaba para que yo la imaginara y me hiciera la película? Cosa que de por si estaba sucediendo…
    
    Me quedé sentado en la silla de mi escritorio, solo observándola a través del vidrio de mi despacho, tratando de adivinar lo que había en su mente, Silvia estaba concentrada en sus actividades diarias, y yo solo imaginaba ese juguete metido en su esfínter….
    
    Mis problemas me trajeron a la realidad, una cosa llevó a otra y mis ocupaciones me devoraron…
    
    Estaba cenando mientras miraba una película encasa, el móvil empezó a sonar, vi que era ella, me pareció raro, nunca llamaba a menos que se tratara de algo urgente, atendí
    
    Hola?
    
    Buenas noches Señor Heller, disculpe la hora, espero no haberlo importunado…
    
    No… no… estaba cenando… dime Silvia… que sucede?
    
    Verá… no se enfade conmigo… es que tengo muchas ganas de ir de cuerpo… y necesitaba pedirle permiso para retirar su regalo….
    
    Ah! mierda… pero que mujer… yo me había olvidado de ese plug, y jamás hubiera imaginado que mi secretaria hubiera esperado una orden mía para retirarlo, y me sentí una mierda, esa no era mi intención, pero me sentí una mierda, aunque también me tenté a reír…
    
    Solo le aclaré que en adelante no llevemos estos juegos al extremo, que lo dejemos para ‘horarios de oficina’, no quería perturbarla las veinticuatro horas…
    
    Los días siguieron, los jueguitos de la regla y el plug anal también, los castigos habían ...
    ... cambiado a recompensa y poco a poco Silvia se volvía más predispuesta a todo.
    
    Así una mañana le propuse un trueque, ella me entregó el plug anal y yo le día a cambio uno de mayor diámetro, ese día en el sex shop había comprado varios, como una mamushka rusa, y poco a poco iría aumentando, sin prisa, sin pausa, y si ella no ponía un freno, pues yo no lo haría.
    
    Y con el correr de los días el jueguito se hizo excitante, porque yo me pasaba pensando y pensando, como era posible que esa chica estuviera sentada ocho largas horas con ese juguete en su trasero, como si nada, como si fuera lo más natural del mundo, y no solo eso, me preguntaba cómo podía abstraer su mente de todo eso, como podía servirme un café, arreglar un negocio, hablar por teléfono, atender un cliente con una sonrisa, y tantas cosas más adaptándose a un libreto, como podía, porque yo no podía hacerlo… y me desvelaba imaginando, y solo me masturbaba…
    
    Y no conocía sus límites, así que fui por ellos, llegó el intercambio por el tercer dildo, más grande, se lo di con la esperanza que se negara, que objetara, pero no, como de costumbre, caminó hacia el baño sin decir palabra, con la caja correspondiente.
    
    Diez minutos más tarde volvió a mi lado, me devolvió la caja, la abrí y comprobé que me devolvía el de menor tamaño, el que estaba usando hasta ese momento, perfectamente lavado y esterilizado…
    
    Y seguí con los cambios, más y más grande, es risueño, pero lo que ustedes imaginan era lo que yo imaginaba, porque ...