1. La princesa encerrada


    Fecha: 22/02/2021, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Supertanque, Fuente: CuentoRelatos

    ... desesperadamente las llaves de su casa. No me ande con chorradas. La alcé por sus glúteos y la follé contra la pared como tantas y tantas veces antes había hecho con mi novia, pues a pesar de ser mayor, seguía siendo una mujer. Ni conté las veces que se corrió antes que yo llenara su coño con mi leche.
    
    —No debería estar haciendo esto. Nunca antes había engañado a mi marido.
    
    —¡Él no te toca! ¡No te merece!
    
    Y ella simplemente no supo que responder. Me fui a pasear a Bobby y durante todo el tiempo que estuve fuera, lo único que podía pensar es que ella estaba sola en su piso. Y que, en mi inmensa estupidez, me había olvidado de coger las llaves de su casa. Pero cuando las puertas del ascensor se abrieron, ella estaba allí, sentada en el suelo delante de mi puerta. Esta vez lo hicimos en mi habitación.
    
    —Tienes que depilarte este coño.
    
    —Lo haré —respondió— Haré lo que tu desees.
    
    —Y dejarme las llaves de tu casa para poder entrar.
    
    —Eso no puedo...
    
    La metí una hostia. No era ni mucho menos la primera vez en mi vida que pegaba a una mujer.
    
    —Claro que puedes. Y lo vas a hacer.
    
    Cogí la llave directamente de su llavero y me alegré un montón cuando supe que sólo existía esa y la del cornudo. Lo mejor vino esa misma noche, cuando supe que el cornudo se iba de viaje durante todo un mes. Cuando subí de nuevo a su piso al día siguiente sabiendo que ella estaba allí dentro encerrada sin poder salir, esperándome, mi polla palpitaba de alegría
    
    —Necesito la ...
    ... llave para salir y poder entrar.
    
    —¿La quieres? Pues gánatela.
    
    —No estoy bromeando.
    
    —Yo tampoco. Quiero verte el coño depilado, y quiero ver cómo te acercas a mí a cuatro patas como la perra que eres y me la chupas.
    
    —No pienso hacerlo. No sé quién te crees que...
    
    La había vuelto a pegar y comenzó a lloriquear por el dolor.
    
    —Sí, sí que lo harás.
    
    Rompí todos los teléfonos de la casa antes de dejarla a solas con sus pensamientos. Cuando regresé a su casa al tercer día, me hizo la mejor mamada de mi vida. Y sí. Se había depilado el coño. También la abrí el culo, pues el cornudo jamás se le había pasado por la imaginación hacerlo.
    
    No la devolví la llave. Para mí era increíblemente excitante poder ir a su casa para follármela a gusto en su cama, en el suelo, encima de la mesa de la cocina. Os preguntaréis. ¿Familia, amigos, conocidos? No tenía nada de eso. Sólo me tenía a mí y más cuando por carta nos enteramos que el cornudo se había ido a vivir con otro. Sí, otro. Lloro desconsoladamente y yo lo único que pude hacer por ella fue follármela duro y sin piedad.
    
    —¿Te vas?
    
    —Ya es de noche, debo estar en casa.
    
    —¿Puedo hacer algo para que te quedes?
    
    —¿Más aún? Ya hago lo que quiero contigo.
    
    Me dirigí al cuarto de baño.
    
    —Puedes... Puedes mearte encima de mi... O dentro, ya no me importa.
    
    Se acercó a mí y se puso de rodillas. No me quede, pero no tarde mucho en acostumbre a utilizarla como retrete. Incluso la compre un cubo donde pudiera hacer sus ...