1. Cómo me cogí a tu madre


    Fecha: 21/02/2021, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Arandi, Fuente: CuentoRelatos

    ... plenamente consciente de que aquellos espermas, eran algo vivo que minutos antes habitaban en mis testículos, y ahora vivían en ella, aunque fuese por breves segundos.
    
    Ella se hizo lugar junto a mí y se recostó en el sofá. Al tenerla así, acaricié su tersa piel; fina, suave, delicada. Me recreé contemplando su figura, especialmente ese par de chichotas tan grandes. Mordí sus pezones que cobraron rigidez en mis labios. Los mordí, los sorbí, los chupé, y después hice lo mismo con el capuchón que resguardaba su clítoris. Ella se contrajo.
    
    Esa noche no tuve el privilegio de entrar en el túnel secreto de tu mami. Su túnel de felicidad, como tiempo después ambos le llamamos (del que, por cierto, saliste tú, je je je). Pero se dio la oportunidad tiempo más adelante.
    
    Lo que sí puedo asegurarte es que, pese a tu nacimiento, tu mami apretaba bien rico. Poseía un particular apretón vaginal marca propia. Siendo así, caí en cuenta que, en realidad, aquel ejercicio con las mentadas bolitas chinas sí que le había resultado. En efecto, apretaba rico.
    
    Y ese pendejo ni siquiera se lo valoraba, ¡cabrón! Debió valorar todo el esfuerzo que hizo por él, en vez de haberse ...
    ... metido con aquella otra que no le llegó ni a los talones.
    
    Es cierto que se la piropeaban en el mercado, pero era justo por eso. Tu mami estaba bien buena y mi hermano se había sacado la lotería con ella pero ¡...imbécil! Mira que dejar a tu mami por una mujer mayor y tripona, ¡pinche pendejo! ¿Todo para qué? Nomás para que no se la envidiaran, cabrón estúpido.
    
    Y es que quiero manifestar que si me atreví a hacerte esta confesión es sólo porque, ahora que conozco la práctica de tus propias actividades sexuales, y el buen provecho que bien sacas de las mismas, considero que es pertinente que recuerdes de donde provienen tus obvias ventajas físicas, y así valores más a tu madre. La mera verdad es que pienso que tu padre (con ayuda de tu abuela, debo reconocer) las ha envenenado tanto a ti como a tu hermana en contra de ella.
    
    Quiero que sepas que el mejor beneficio que puedes heredar de tu madre es su notable calidad de mujer, y lo anterior expuesto es sólo para ilustrarlo.
    
    Bueno, pues hasta aquí mis palabras. Me despido deseando que tú heredes los mismos atributos que han hecho de tu progenitora una verdadera dama; mujer digna de deseo.
    
    Hasta pronto. 
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