1. La vecina de enfrente


    Fecha: 20/02/2021, Categorías: Masturbación Autor: Javítelaví, Fuente: CuentoRelatos

    ... notar el calor de tu polla al lado de mí.
    
    No me dejó tiempo para avergonzarme de que supiera que me pajeaba mirándola, me besó en la boca y me estrujó el paquete encima del bañador. Las cervezas me ayudaron a devolverle el beso con la lengua y a tocarla los pechos. Terminamos besándonos con lujuria y pasión, respirando sin separarnos y sin dejar de tocarnos. Ella ya había metido su mano por debajo del bañador y yo le había bajado los tirantes y le había sacado un pecho. Le saqué el otro y bajé la cabeza hasta sus pechos: caídos pero enormes, con unos pezones muy grandes también, rosados, blanditos y con unas aureolas más largas que anchas. Se los chupé a conciencia: ella jadeaba y me decía que siguiera, que se las chupaba muy bien. Le bajé el bañador hasta los tobillos y me encontré con una pelambrera enorme. Olía muy fuerte, pero estaba muy excitado y hundí mi nariz en ella y bajé hasta encontrar el agujero. Los líquidos le bajaban por los muslos y se los limpié a lengüetazos. No sabía dónde estaba el clítoris, pero sus gritos me confirmaron que lo había hallado. Noté un líquido que me manchaba la cara. Se había corrido en mi boca. Me lo tragué todo. Me di cuenta que me había corrido yo también y se lo dije a Araceli. Me bajó el bañador y se metió mi verga, ya no tan dura como hacía un momento y empezó a absorber todo mi esperma. Ver cómo esa señora bombeaba mi polla con su boca a un ritmo frenético me volvió a calentar. Le acaricié de nuevo las tetas, que no se le ...
    ... paraban de mover con la chupada y mi polla, para alegría de Araceli, volvió a ponerse como un palo.
    
    -Te quiero follar.
    
    No sé cómo me atreví a decírselo, pero la empujé hacia el sofá y ella quedó recostada abriendo sus piernas. La veía su raja como se las veía a las tías de las revistas. Me eché sobre ella, que me dirigió la polla hacia su coño. Entré de golpe hasta el fondo. Le molestó un poco, pero pronto gritó de gusto.
    
    -Tienes una polla que me vuelve loca, Chema. Destrózame.
    
    Empecé a mover el culo y mi polla salía y entraba de ella. No parábamos de besarnos y de jadear.
    
    -Ponte a cuatro patas, la ordené.
    
    Ella no dudó y se dio la vuelta. Agarré sus pechos por detrás y se la clavé de nuevo. No podía dejar de mirar su culo. Metí un dedo en él y gimió. Le metí otro y volvió a gemir. Ya con tres dio un pequeño grito. "Te voy a romper el culo". Se la saqué del coño y metí la cabeza de mi polla en su agujero. No sabía que la tenía tan gorda. Me costó bastante metérsela. Araceli gritaba y pedía que no siguiese. Pero yo estaba muy caliente y seguí empujando, hasta meterle la mitad. Araceli me insultaba. Hijo de puta, me estás matando. Me moví en círculos para que se acostumbrara y la pajeé con la mano en el coño. Cuando vi que disfrutaba, volví a dar otro empujón, hasta el fondo; chocaron mis huevos con su culo. Gritó mucho, pero no la hice caso. La presión sobre mi verga era increíble y se la saqué y la volví a meter. Me excitaba que gritase tanto. A las pocas veces del ...