1. Mi tía Virginia


    Fecha: 04/02/2021, Categorías: Incesto Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    ... rápido... Cuando ya se deje trabájale bien las tetas. Magreo, lamidas de pezones y mamadas. Si mamas bien las tetas y lames bien la pepitilla la tendrás entregada. (Me hizo un dibujo con un palo en la tierra del camino del coño con sus partes y del agujero de la gloria) Follar bien ya lleva más tiempo". Metí mi cabeza entre las piernas de mi tía y mi lengua dentro de su vagina. Estaba mojada. Con la lengua llena de su jugo fui a por la pepitilla (clítoris) y comencé a lamer. Mi tía, tirándome de los pelos me dijo:
    
    -¡Quieto, diablo!
    
    Lamí, lamí, lamí y lamí, cada vez más aprisa... A los pocos segundos, mí tía dejó de tirarme de los pelos, flexionó las rodillas, abrió más las piernas, y del tirón de pelos pasó a acariciarme la cabeza. Me di cuenta de que ya la tenía. Mi tío hacía un año que se marchara para Alemania y creo que eso me había ayudado. Me arriesgué. Subí hasta las tetas. Vi que las areolas que antes estaban planas habían hinchado. Las lamí y las chupé. Lamí y chupé los pezones mientras magreaba las tetas. Las manos de mi tía seguían acariciando mi cabeza. Nos besamos con lengua. Quise meter la polla en su coño y me dijo:
    
    -Ahí no que puedo quedar preñada.
    
    Se dio la vuelta. Se puso a cuatro. Me arrodillé detrás de ella. Pasó la polla por el coño para humedecerla y después la puso en la entrada de su ano. La enculé y al rato le llené el culo de leche. Cuando acabé dé correrme, la saqué, mi tía se dio la vuelta, y me dijo:
    
    -Vuelve a bajar.
    
    Metí mi ...
    ... cabeza entre sus piernas. Encontré el coño chorreando.
    
    -Lame el coño y después hazme lo que estabas haciendo.
    
    Le lamí el coño y se lo follé con la lengua. Después fui a por el clítoris, que le pasara como a las areolas, estaba más grande, y tenía la cabeza fuera. Lamí de abajo arriba cada vez más aprisa. Mi tía movía la pelvis y gemía. Al final, temblando, dijo:
    
    -¡¡¡Jesús, Jesús, Jesús, que corrida voy a echar!!!
    
    No sé a qué Jesús se refería, si a mi tío Jesús o al otro, pero la corrida fue inmensa. Su coño, abriéndose y cerrándose, echó jugo para llenar un vaso, aunque lo que llenó de jugo fue mi cara, mi boca y la cama.
    
    Cuando acabó de sacudirse y de gemir, me preguntó:
    
    -¿Quién te aprendió a comer un coño?
    
    Volví a mentir.
    
    -Una mujer casada.
    
    -¿Quién?
    
    -Ese secreto lo llevaré a la tumba.
    
    -Me gusta como hablas. ¿Te enseñó a masturbarla?
    
    -No.
    
    -¿Quieres aprender a masturbar a una mujer?
    
    -Sí.
    
    -Bésame.
    
    Nos besamos, bueno, me besaba, ya que su boca de labios gruesos y su lengua, eran grandes, y mi boca y mi lengua eran pequeñas y mis labios finos. Se podría decir que me estaba comiendo. Comenzó a darme la lección.
    
    -Mete tres dedos hasta el fondo de mi coño.
    
    Le metí los tres dedos. Entraron como si tuviera el coño untado con mantequilla.
    
    -A retraer los dedos haz como si estuvieras haciendo, ven aquí, ven aquí, (Me mostró como se hacía con tres de sus dedos) y aprieta hacia arriba.
    
    Hice lo que me había dicho.
    
    -Come mis tetas y ...