1. El nuevo vecino


    Fecha: 24/01/2021, Categorías: Sexo Interracial Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... al nuevo vecino de la cabeza.
    
    Apenas se había atrevido a mirarlo, pero lo poco que vio, le gustó. Parecía guapo, con un cuerpo marcado. Le vino a la memoria una conversación que tuvo con Luisa, su amiga íntima, hacía unos meses...
    
    -Luz. Ayer le hice una paja a Julián.
    
    -¡Coño! ¿En serio? ¿Te atreviste?
    
    -Jeje. Sí.
    
    -¿Y qué tal?
    
    -Bueno, no estuvo mal, creo. Pero la tiene pequeña.
    
    -¿Qué cosa?
    
    -Joder Luz, la nariz, no te jode. Pues la polla, mujer.
    
    -Ah.
    
    -Nada parecida a la de un negro, desde luego.
    
    -¿Se la has visto a un negro? - preguntó, asombrada Luz, abriendo los ojos como platos.
    
    -Pareces tonta, Luz. Pues claro que no. Solo por Internet.
    
    -Ah.
    
    -Dicen que todos los negros tiene la polla grande. Vamos a buscar vídeos.
    
    -¿Estás loca? Si mi madre nos pilla, me mata.
    
    -Pues cierra la puerta. La oiremos venir - dijo Luisa cogiendo el portátil de su amiga,
    
    Luz siempre se dejaba llevar por lo que dijera Luisa, así que se levantó y cerró la puerta de su habitación mientras su amiga encendía el ordenador.
    
    A los pocos minutos miraba, asombrada, como un negro con una polla inmensa se follaba a una bella rubia, con primeros planos del pollón entrando y saliendo del depilado coño de la chica. Luisa ponía un vídeo tras otro y comentaba la acción. Luz miraba sin decir nada, hasta que Luisa soltó, de repente.
    
    -Luz, si te pilla ese negro te parte en dos... - exclamó, soltando una sonora carcajada.
    
    -Uf... y a ti.
    
    -Joder. Me estoy ...
    ... poniendo cachonda - soltó de sopetón Luisa.
    
    Luz la miro, asombrada.
    
    -No me mires así - le espetó Luisa - que tú también estas caliente.
    
    -¿Qué...qué dices?
    
    -Se te marcan los pezones, guapa - dijo Luisa señalando hacia las tetas de Luz.
    
    Luz se miró y comprobó que era cierto. No pudo evitar ponerse roja como un tomate.
    
    -¿Te importa si me hago una paja aquí? - preguntó Luisa, como si nada.
    
    -Pues claro que me importa, Luisa. Ni se te ocurra.
    
    -Venga mujer. Seguro que tú también tienes ganas. Me palpita el conejo - y se río otra vez.
    
    -Que no, coño. No seas cochina.
    
    -Bueno, pues me voy a casa al calmarme un poco. Chao.
    
    Luisa se levantó, abrió la puerta y se marchó. Luz la oyó despedirse de su madre a lo lejos. En la pantalla, un negro de polla enorme se la sacaba del coño a una chinita, que se arrodillaba antes el dios de ébano y recibía en la cara una copiosa corrida.
    
    Luz se mordió el labio. El corazón le latía como loco. Y entre sus piernas parecía que tuviese otro corazón latiéndole. Se levantó, volvió a cerrar la puerta y regresó a la silla. Se desabrochó el pantalón, se metió la mano derecha por dentro de las bragas y tras acariciar tan solo unos segundos su inflamado clítoris, se corrió, mirando como la china, con la polla negra en la boca y la cara goteando leche, miraba hacia la cámara.
    
    Cerró el navegador y apagó el ordenador.
    
    No era la primera vez que se masturbaba mirando pornografía en Internet. Fue precisamente Luisa la que hacía tiempo ...
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