1. El reencuentro


    Fecha: 16/01/2021, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... como si la lengua, los dedos, las caricias, besos y miradas de Bastien se disolvieran entre las brumas de una espesa niebla, y por mucho que ella le llamara a voces, y batallara contra aquellos hostiles vapores, seguía desnuda allí, sola y abandonada...
    
    Agitó los ojos, sobrecogida e identificó el sonido como uno de los habituales ronquidos de su hermano menor. Condenado crío, cómo se atrevía a expulsarla del paraíso que había disfrutado en sus sueños. Sin embargo, si se esmeraba, estaba segura que podría agarrarse a las hebras desgarradas de sus ensoñaciones. Su cuerpo seguía presa de la excitación onírica, y bajo sus braguitas, se hallaba su mano diestra, que continuaba, mojándose con sus jugos.
    
    Dudó un mero instante, cuestionándose si masturbarse en esa situación era lo más propicio, teniendo en cuenta la cercana presencia de su hermanito. El condenado mocoso se había empecinado en dormir en su cuarto, otra costumbre de Reyes, ya que sus padres acudían presurosos a despertarlos a ambos al mismo tiempo al dormitorio que otrora compartían, cuando Sonia era una puberal chica.
    
    Tras escuchar otro ronquido de éste, despejó sus reticiencias y continuó restregando su cintura contra su mano, acomodada entre sus muslos, como había hecho cuando era más pequeña. De sus acciones, solo quedaba el acompasado quejido de la ropa de su cama, mientras con los ojos apretados, recreaba en su mente de nuevo a Bastien, resistiendo el envite de las otras implicaciones que su recuerdo le ...
    ... ofrecía.
    
    Había sucumbido al clamor de las olas y se había abatido contra el furioso espumaje de sus crestas, cayendo inerme a la alfombra, entregando su cuerpo a los brazos de Bastien hasta sentir el suave y reconfortante mullido del material. Bastien, recogiendo con un dedo el rocío de su flor, lo paladeó gustoso mientras ella le dedicaba una mirada complacida y atenta.
    
    -¿Eres real?-le preguntó ella, sin perder su media sonrisa, recuperándose del agotamiento del orgasmo. Él no le respondió, sino que se tumbó junto a ella y posó su mano en uno de sus senos, amasándolo levemente.
    
    -¿Es real?-le devolvió él la pregunta, y Sonia sonrió, satisfecha.
    
    -Ahora es mi turno, mi pequeño principito-le comentó ella, al oído, llevando su mano hasta los calzoncillos de Bastien. En que momento el joven se había desprendido de los pantalones, no se sentía capaz de reconocerlo.
    
    Sus dedos agarraron su firme virilidad, deleitándose con el calor que confería a la prenda y, regando sus mejillas ásperas, su cuello y su pecho de besos, fue desplazándose hasta situar su rostro ante aquel vistoso abultamiento.
    
    Para Sonia, Bastien había sido el primer y único chico al que había conocido en su plenitud. No solo era un gran amigo, sino también un cuidadoso y buen amante. Era tierno en sus gestos, complaciente, generoso y atento, siempre preocupado por saber su opinión sobre alguna innovación, siempre dispuesto a cumplir sus ruegos. No era precipitado ni arrogante, ni creído como los demás ...
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